LIBRO DE JORGE CASTAÑEDA RECONOCIDO DE INTERÉS POR LA LEGISLATURA.
"Pilquiniyeu es un chancho que vuela" por Jorge Castañeda.
La Legisladora del bloque progresista CC-ARI Magdalena Odarda, logró mediante un Proyecto de su autoría que la Legislatura declare de interés "cultural, educativo y social", el libro "Pilquiniyeu es un cancho que vuela" del escritor Jorge Castañeda, oriundo de la localidad de Valcheta.
El nombrado escritor ha recibido por su extensa trayectoria literaria gran cantidad de premios y distinciones dentro y fuera del país. Tiene varios libros publicados y ha participado en numerosas antologías literarias, como así también ha colaborado escribiendo en varios diarios y revistas.
Entre sus libros se encuentra "Pilquiniyeu en un chancho que vuela", que es una novela corta de no ficción, sobre Pilquiniyeu del Limay, que tiene como protagonistas a la cultura de los diferentes pueblos pre-existentes apartada cada vez más por los efectos de la globalización.
Jorge Castañeda ha sido distinguido junto a otras personalidades del deporte y la cultura por la Honorable Legislatura como "Ciudadano Ilustre de Río Negro". Además es "Embajador Universal de la Paz" que depende de la UNESCO en Ginebra (Suiza) y Cónsul de Poetas del Mundo.
Odarda expresó: "Es un honor desde la Legislatura poder dar reconocimiento a las obras literarias de escritores rionegrinos como en este caso es una del escritor Jorge Castañeda, quien desde su pluma es un fiel exponente de la cultura de nuestra provincia, reconocido a nivel nacional e internacional".
Misterios en la
gran meseta de Somuncurá. Claves perdidas en el tiempo. Panteón de dioses
caídos que cuentan una historia diferente. Las piedras augures, pitonisas, las
pilas de monedas, la Gotera,
la cueva de Curín, los “pozos que respiran”, los misteriosos petroglifos y
aguardando revestida de ganga la “piedra dueña” o la “vieja” dueña de la
meseta. Yamnagoo adentro. Ámbitos del Caín.
Homenajes,
rogativas, caza abundante. Grosuras de los animales que son cazados cuando
bajan a beber. Parapetos de piedras, Secretos arcanos. ¿Un umbiculis mundis en
plena Patagonia?
“A 50 o 60 leguas
–dice Rómulo Muñiz- al sudeste de Patagones hay un gran peñasco que es el duelo
de los guanacos: la primavera lo visitan y obsequian del mismo modo que el
anterior: pidiéndole licencia para matar guanacos sin cuyo requisito no se
atreverían a cazarlos”.
Las viejas
rogativas a la “diosa”: “Favoréceme, cacica,/ con tus guanacos, tus avestruces,
tus animales…”Plegarias de los
cazadores. Sobre ella leña menuda, hasta taparla, y el enterratorio de huesos
en cada parapeto, para propiciarla, para tener buena suerte, para que cace aún
el más torpe.
Así la vio el
sabio suizo George Claraz en su “Viaje al río Chubut”: “En la orilla occidental
de la pequeña laguna se ve un montón de madera seca. Los indios dicen que
debajo de él yace una piedra, que esa piedra es una “vieja” y que esa vieja es,
sin duda, una diosa. Ella es la dueña de estos campos y de los animales que viven
en ellos. Antes de llegar a dicho punto, cada uno arranca una rama seca, la
lleva consigo y la coloca en el montón como ofrenda. Se acercan al montón con
respeto, no cabalgan frene a él, sino que lo rodean en un semicírculo diciendo
una oración a la vieja”.
¿Cómo poder
explicar que nuestros pueblos preexistentes, como casi todos los pueblos del
mundo, incluidos nosotros, viajan del mito a la realidad? ¿Era la piedra dueña,
revestida de ganga o toba, la carne de ülüngássüm, la deidad tehuelche, auto
petrificada a su antojo (los huesos del propio y temible Gualicho) como
afirmara el profesor Rodolfo Casamiquela?
“El paraje más
conocido de la Patagonia
para cacerías –según el Perito Moreno- se encuentra al borde de una laguna
salada, fertilizada por un manantial dulce. Como una gran extensión no hay
bebedero tan bueno que todos los guanacos de los alrededores llegan a él y
cuando el día es caluroso una fila continua de esos animales se dirige hacia la
fuente. La abundancia de caza, la única fuente potable y la topografía del
terreno que le rodea, permite al indio menos diestro y peor montado encontrar
presas. En Yamnagoo es donde él está seguro de hallar alimentos y es así que
considera a ese sitio como sagrado. El pago del tributo a la mujer roca deriva
del sentimiento supersticioso que produce el miedo de no cazar nada”.
¿Por qué a los
antiguos les brillaban los ojos al hablar de Yamnagoo? ¿Con qué ritos perdidos
celebraban la caza en los parapetos de piedra cercanos a la laguna? ¿Eran
doscientos los amontonamientos semicirculares que viera el insigne
viajero?¿Por qué estaban orientados
hacia el este?
“Las piedras
–cita el Perito- que se encuentran cerca de la colina frente a la laguna son
otra prueba de que una idea religiosa domina al salvaje en aquel punto; son
semicírculos formados con grandes fragmentos de lava, con arco al este. Se
elevan solo a medio metro y algunos están ya destruidos; sobre las piedras han
amontonado una inmensa cantidad de cráneos, huesos largos y vértebras de los
animales muertos. Tres hileras de los primeros conducen hasta la fuente y en
una de ellas conté más de 200, arreglados uno junto a otros. Desde los más
remotos tiempos que recuerda el indio se practica esa costumbre, y debo decir
que es prueba de un agradecimiento al buen espíritu que le ha producido la
caza, la de dejar la cabeza del animal, pieza que mucho apetece al indígena”.
¿Se equivocó
Moreno al mencionar 200 amontonamientos de piedras? ¿Qué recónditas claves se
han perdidoen el tiempo?
La vieja piedra,
la dueña, la diosa. Que la visitaranCasamiquela, Atilio Namuncurá, Gil Cayupán y otros.
Allí, revestida
de toba, de ganga, esperando olvidada las grosuras de los animales que le
ofrendaban antaño. En un rincón de la gran meseta. Ella, la “epéu kushé (vieja
ancestral) quieta en su sueño pétreo, añorando tal vez aquel tiempo mejorque ya nunca volverá.
CASTAÑEDA INTEGRA MUESTRA INTERNACIONAL
DE POESIA EN ESPAÑOL
Jorge Castañeda integrará entre 500
poetas de todo el mundo, entre valores consagrados y nuevos poetas, la “Muestra
2012 de la Poesía
en Español” por iniciativa de la “Asociación Prometeo para la Poesía, con sede en Madrid,
España y que dirige Juan Ruiz de Torres.
Se trata de un estudio estadístico y
textual sobre el estado de la poesía en lengua castellana y estará dirigido
como texto de consulta a Universidades, Ateneos y Academias y otras entidades y
estudiosos.
La Asociación Prometeo para la
Poesía es una prestigiosa entidad no gubernamental fundada en
el año 1980, sin ánimo de lucro, para la poesía y sus fines son la promoción,
documentación y estudios de la poesía en idioma español.
Esta nueva cata complementará la
primera Muestra Siglo XXI de la
Poesía en Español, en la que participaron 277 poetas (85
españoles y 192 americanos) y que puede consultarse en Prometeo Digital.
A determinada edad cuando el cansancio anida en el alma de
algunos hombres se siente la tentación de recluirse y resistir aisladamente,
sabiendo que no habrá soluciones para los grandes problemas que nos acosan
irremediablemente.
Martínez Estrada, abandonado en su casona de la avenida
Alem en la ciudad de Bahía Blanca supo cabalmente que esa era su suerte porque
“para encontrar una salida a las tragedias argentinas deberíamos conocer el
mapa de la cárcel donde estamos confinados. Si lo tuviéramos, podríamos matar
al gendarme. Pero no hay mapas. Quizá ni siquiera hay gendarmes. Todo lo que
nos queda, entonces, es sentarnos a la puerta de nuestra celda y ponernos a
llorar”.
Mucho antes, el 28 de febrero de 1571, hastiado de
desventuras y de desencantos, el señor Miguel de Montaigne, renunciaba a la
vida pública dejando una inscripción en latín (tenía otras en griego) que
hiciera grabar en una de las paredes de su populosa biblioteca, ubicada en una
de las torres de su castillo: “A la edad de treinta y ocho años, en vísperas de
las calendas de marzo, aniversario de su nacimiento, Miguel de Montaigne, desde
hace ya tiempo fatigado de la servidumbre de la Corte del Parlamento y de
las cargas públicas, pero sintiéndose aún alerta, viene a descansar en el seno
de las doctas Vírgenes de la paz y la seguridad”.
“Había establecido en ella su “abadía de Thelema”, similar
a la que se construyera Rabelais cuarenta años antes. Fue el rincón preferido,
prohibido “a la comunidad conyugal, filial y civil”, donde escribió los
capítulos de sus geniales ensayos”.
Era una gran pieza semicircular en el segundo piso de una
torre de esquina, con la mesa de trabajo en el centro y un millar de libros a
su alrededor.
Nietzche, el mayor de los desventurados, escribiendo sobre
el espíritu libre en su libro “Más allá del bien y del mal” dijo que “todo
hombre selecto aspira instintivamente a tener un castillo y un escondite
propios donde quedar redimido de la multitud, de los muchos, de la mayoría;
donde tener derecho a olvidar”.
Continúa expresando que “puesto que él es una excepción de
ella, la regla hombre; a excepción únicamente que un instinto aún más fuerte lo
empuje derechamente hacia esa regla, como hombre de conocimiento en el sentido
grande y excepcional de la expresión”.
Entre los grandes recluidos podemos mencionar a Marcel
Proust, el que después de frecuentar los salones y la vida social parisina se
aísla no precisamente en un castillo sino en una habitación con cortinas
veladas a la luz natural y sus paredes revestidas de corcho para atenuar los
sonidos del mundo exterior.
Más cercana a nuestros días es harto conocida y fatigosa la
reclusión forzada de Salinger. Al igual que el protagonista de su famosa novela
se encuentra hambriento de una intimidad que antes no había conocido y en su
aparente cinismo, desprecia el mundo y evita tener amigos, tal vez porque
intuye que al amor produce dolor.
A pesar del suceso editorial de su novela “El guardián
entre el centeno”, Salinger “se desilusiona del mundo literario y abandona
Manhattan comprándose una casa en New Hampshire en la que vive recluido hasta
su muerte, dando una sola entrevista en 1980”.
Algunos afirman que no es ningún mérito que los escritores
se recluyan en la soledad de sus castillos altos e inexpugnables oponiendo como
paradigma a los que “pasean por el parque disfrutando del aire fresco, toman
café en una soleada terraza, llevan unos pantalones manchados a la tintorería,
discuten con la santa en el rellano de la escalera, se emborrachan hasta perder
el tino en un bar de mala muerte o tocan en la puerta de sórdidos burdeles con
la intención de reencontrar sus amores perdidos”.Y yendo aún más lejos consideran que“pobres de los escritores que se deciden a
cruzar el puente que sortea la profunda fosa y giran la llave que activa la
inamovible cerradura, porque antes habrán arrojado su humildad a los
insaciables cocodrilos y éstos habrán acabado con cualquier atisbo de vida
literaria”.
Indudablemente no ha sido así con Montaigne, ni con Proust,
Salinger y muchos otros que dieron sus mejores obras aislados del mundo tras
las piedras de sus amurallados castillos.
Cada uno de ellos bien podría decir con Holden: “Estoy
solo/ mirando desde la ventana/ las calles abajo/ sobre un manto silencioso/ de
nieve recién caída. He construido los muros/ de una fortaleza profunda y
poderosa/ que nadie puede penetrar”.
Estamos viviendo
tiempos de decadencia. Hay seguramente una frustración y un cansancio en los
espíritus libres e inquietos que ven con pesadumbre como se han derribado los
viejos paradigmas los que comienzan a ser reemplazados por una serie de
políticas rampantes, superficiales y bartoleras que atontan y adormecen la
conciencia y pisotean aquellos viejos valores que alguna vez hicieron del
nuestro un país generoso, grande, pujante y reconocido en el mundo.
Eso fue posible
gracias al talento de algunas mentes brillantes que a través de la excelencia
de la ciencia y de la cultura escribieron las mejores páginas de nuestra
historia, dando varios Premios Nobel,
grandes escritores y artistas reconocidos en todos los idiomas y destacados
intelectuales que no solo nos prestigiaron ante el mundo sino que dejaron una
impronta para las nuevas generaciones de jóvenes que los tomaron como ejemplos
a seguir.
Los claustros y
las aulas tenían a principios del siglo pasado un óleo sagrado como el de
Samuel, donde abnegados maestros y profesores echaron las bases de una
enseñanza humanista que tenía como eje indiscutido la educación integral del
individuo.
Mucha agua ha
corrido bajo los puentes de nuestro país desde aquellos tiempos liminares y hoy
es palpable para cualquier observador atento ver como se han degradado aquellas
ideas de grandeza, quitando, verbigracia, materias y carreras claves para el
desarrollo de la persona, como algunos idiomas y otras como filosofía, privando
a los educandos de conocimientos generales, desalentando el pensamiento propio
y lo que es más lamentable frustrando vocaciones.
Se aprecia con
estupor como se desalienta el esfuerzo y el estudio por el espejismo
mercantilista de ganar todo fácil y rápido entronando un espíritu que se
asienta en el consumismo desenfrenado de bienes inútiles y la tendencia a vivir
“dejando pasar el tiempo” entretenidos en banalidades sin importancia,
seguramente para no pensar.
Todo esto es parte
de una política tendiente a destruir entre los mejores valores que tenemos por
ejemplo, al lenguaje, bastardeado por la falta de lectura y la mala utilización
del idioma, cuando no mezquino de palabras y de su significado.
Es que ya se ha
dicho que “si se destruye el lenguaje se destruyen las ideas. Que si se
destruyen las ideas se destruyen los conceptos y que si se destruyen los
conceptos se destuyen las costumbres”.
Nos toca vivir
desgraciadamente en estos tiempos difíciles tal vez ya vislumbrados por el gran
Hesíodo donde el hombre de barro endiosado por sus iguales está pisando el
último escalón de su devenir.
El gran escritor
Ezequiel Martínez Estrada, ya anciano en el ostracismo de su casona en Bahía
Blanca intuía esta inversión de los valores donde entre otras cosas, -decía-
“hasta los jueces han abrazado la corrupción como una cruzada nacional”.
Los que realmente
quieran escuchar, “el que quiera oír que oiga” al decir imperativo de San Juan
en la isla de Patmos, tienen en estas épocas de oscuridad en los pocos espíritus
selectos que todavía resisten, una oportunidad de redimirse y volver al camino
del esfuerzo, de la formación, de la dignidad, de la búsqueda de la excelencia
y de una vida con sentido que merezca ser vivida, para ser “lo que se debe ser”
como decía el General San Martín y no la que los poderosos quieren que seamos.
Para terminar
estas breves reflexiones sería bueno recordar como advertencia para los
valientes que se atreven a defender los valores anteriormente señalados que
“donde no hay justicia es peligroso tener razón, ya que los imbéciles son
mayoría”. Y no debería sorprender que la frase fuese de Francisco de Quevedo.
Para pensar.
COMENTARIO DESDE MEXICO DE LIBRO DE JORGE CASTAÑEDA
El catedrático, periodista y
escritor, doctor Washington Daniel Gorosito Pérez, uruguayo radicado en
México ha realizado un elogioso comentario sobre el próximo libro del
escritor de Valcheta Jorge Castañeda, "Raíces de Piquillín", titulado
"Llegó desde el Sur del continente" que se suma a anteriores trabajos
críticos de académicos de Francia y Colombia, creando una espectativa
sobre el poemario que es editado en la provincia de San Luis.
SOBRE
RAÍCES DE PIQUILLIN
Llegó desde el
sur del continente, lo cruzó de punta a punta, para llegar a este México, “el último
de los países mágicos como lo llamara Pablo Neruda.
Raíces de
Piquillin, hermoso poemario que me trasladó a la Patagonia, aquella que
su nombre quedó como una impronta en mi mente por la película “La Patagonia rebelde” vista
en mi adolescencia.
Pero en los
versos de Jorge Castañeda encontré tranquilidad, un disfrute por el paisaje maravilloso
de esas tierras conosureñas. Unas
reminiscencias a Martín Fierro, el gaucho siempre presente, en esa tierra hasta
cierto punto todavía indómita, el caballo, el perro, en fín una composición realmente emocionante y
más en esa geografía, cuando bajó la temperatura encontré abrigo en los
multicolores tejidos de Doña Sofía junto al fogón.
El amor por
Valcheta, hasta el Valchetango que al leerlo y ver su nombre se me asemeja a una mezcla de vals con tango. Y acorde con la
estación que se está viviendo en el sur aparece el poema otoño, las hojas
amarillas y me hace ver ese sol que se viene, el sol de invierno.
Un disfrute leer
los 42 poemas que conforman Raíces de Piquillín, doy gracias al poeta por las
imágenes transmitidas, por el viaje imaginario que me hizo disfrutar y destaco
ciertos versos en los que veo esa paz que el creador ha logrado y nos regala
con su obra:
Los años se
van ligeros.
Hay que
saber esperar.
Si la barca
llega pronto.
Tengo el
corazón en paz.
Me trasladó a los versos finales del poema
En Paz de Amado Nervo.
Amé, fui amado, el
sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me
debes! ¡Vida, estamos en paz!
Dice al poeta Jorge Castañeda: “aquí en la Patagonia también
escribimos…” y yo le agregaría: muy bien.
Leer la obra de Jorge Castañeda es como abrir el Libro del Mundo.
Hombre intensamente arraigado a su tierra rionegra y a la vez siempre
andando con el corazón abierto a los vientosajenos, es poeta testigo contemporáneo a sumundo más cercano como el de su tan querida
Valcheta ya la vez se esfuerza, como
ciudadano delmundo, en hacer de Patagonia
la continuidad de las tierras libanesas,
ahí donde vivieron sus antepasados, como en El abuelo.
Su reto es mantener vivos a los que ya no están, a través de los colores
y la musicalidad de sus versos, consciente de lo efímera que es la vida, de los
fugaces que son los momentos de felicidad.
Escribir poemases para él
mantenervivos y eternos las emociones,
los recuerdos, los remordimientos si los hay. El poeta es, en su obragigantesca,
mundialmente conocido y reconocido por hombresy mujeres tan apegados como él al valor de la escritura poéticaa nivel internacional.
Su poesía es una mirada objetiva sobre el sentido de nuestra existencia,
quién como el poeta no esperó, quién no iba buscando algo indefinible? Da sentido
a nuestra existencia, a nuestros trajines,
vaivenes.
Es el ansioso objetivo del poeta. A pesar de todo eso en su obra no queda lugar para la tristeza ni para el “vague à l’âme”, melancolía, como lo demuestraRaíces de Piquillín.
Esta última obra es un verdadero mensaje a favor de la vida. Claro se
termina un ciclo, el poeta está tranquilo, está en harmonía con su mundo, con
El Mundo.
De tanto escudriñar la naturaleza, de tanto respetarla, lo telúrico le otorga
al poeta formar parte eternamentede lo sagrado,delo Todo Poderoso: la Tierra.
Poeta del campo, de los espacios grandes y solitarios, Jorge Castañeda
se va paulinamenteofreciéndose a su única
fuente de inspiración.
Si no existiera tal poeta, quiénes entre los habitantes de las grandes
urbes pudieran detenerse unos minutos para recordar de donde vienen y saber adónde
van y para qué.Abrir tal obra es
pararse a respirar, a escucharlos
látigos de nuestro corazón al que estamos sordos desde hace tanto tiempo. Leer
a Jorge Castañeda es volver a sentirse vivo y ser conscientes de nuestros más
profundos orígenes
Como hombre maduro, este poeta de corazón y de alma expone tal como los
siente sus sentimientos, los expresa, los transmite como haciendo el balance de
su gran trayectoria.
Está listo a reunirse con sus seres queridos en total comunión con las
fuerzas naturales que protegerán orgullosamente su esencia.
Raíces de Piquillín es cerrar con serenidad el gran libro sin adioses porque continuaran sonando sus
versos a través de cada rama de cada ciprés o de cadacedro libanés.
NOTA
« Vague à l’âme » en francés : melancolía
Isabelle SAILLOUR
Professeur certifié
Lycée Le Corbusier, Saint- Etienne du Rouvray, Francia, marzo de
2012
Puedo decir como
dijera Scalabrini Ortiz sobre Buenos Aires que “tengo ternuras mías en cada una
de las calles del Balneario Las Grutas.
Si bien soy
bahiense por nacimiento, valchetero por adopción y grutense por afectos desde
hace ya veinte años en este hermoso balneario suelo pasar dos meses de solaz en
plena temporada estival. Y he pasado muy lindos momentos cuando compartía la
figura tutelar de mi madre y mis hijos y sobrinos (Dios me los dio y no el
diablo como dice el refrán) se criaron correteando por la Galería Casablanca
en la Tercera Bajada.
Eso cuando la villa
no estaba tan desarrollada y crecida como ahora, cuando todavía estaba el viejo
avión enclavado arriba de un médano mirando el mar y los pulperos nos despertaban cada mañana junto
a los canillitas voceando el “Río Negro”. Cuando los cañadonescon su
presencia útil desaguabanen el mar sus
aguas pluviales y era un rito la lectura del diario y del café en la confitería
Janoe en la Galería Antares.
Eran otros tiempos.
De bohemia y de amigos que se fueron yendo, porque la vida es así.
No está Víctor
Menjolou, -la placita de artesanos lleva su nombre-, falta el querido gordo
Héctor Meis –el poeta mayor de San Antonio-, Héctor Izco se llevó sus historias
para siempre, Oscar Gutiérrez seguro que estará cantando en otros cielos
mejores, doña Lía Mares ya no transita sus calles, don Carlos Sontang tal vez
estará soñando en otros lados con sus proyectos y sus emprendimientos. ¡Cuántas ausencias! Cuando se pasa lista como
dice la canción “uno comprende como están de ausentes las cosas queridas”.
Pero a pesar que
todo cambia, el balneario Las Grutas tiene siempre un gran encanto, un duende
que se pasea por el “golfo más azul del continente”.
Muchos de amigos
–varios grutenses y otros sanantonienses, que es casi decir lo mismo- todavía
compartimos la mesa con el pan y con el vino, la conversación, los afectos, los
libros, el café y la lectura de los diarios. Invariablemente en la casa del doctor
Irízar mirando el mar junto al escribano Rubén Baquiero, el ingeniero y doctor
Alcides Llorente formamos la cofradía de los aperitivos antes del almuerzo.
Claro que algunas
cosas se han perdido, por ejemplo las librerías de libros usados que muchos frecuentamos
con verdadero placer. Ya no están. Pero desde los centros de compra hay otras
opciones y ahora se venden los libros nuevos y las novedades para las lecturas
del verano. Sobre eso una digresión: Actualmente cuando estoy en playa mi
curiosidad literaria me lleva a mirar los títulos de los libros que leen los
bañistas. ¿Nuestras lecturas -me pregunto- hablarán de nuestra personalidad?
Todavía los
partidos de tejo me entusiasman y empleo en ellos tal vez en vano mis mejores
virtudes.
Las Grutas es un
lindo lugar para vivir. Por supuesto que muchas cosas se van perdiendo con el
progreso. Antes no había tanto bullicio y no faltaba espacio. La playa era
grande y sobraba para las pocas sombrillas y los juegos playeros. Ahora en
cambio estamos todos pegados unos a otro, como sucede en la peatonal y también
en la placita de artesanos. Hablando de éstos últimos ¿cuándo tendrán sus
propios baños?
Claro que Las
Grutas tiene muchas falencias, eso también debemos decirlo. Los precios
desmedidos en algunos comercios, si bien no se debe generalizar porque hay
comerciantes responsables y que venden a precios normales.
Los alquileres
onerosos para las comodidades que se ofrecen. Los cortes recurrentes de
energía, la falta de agua, los desbordes de los líquidos cloacales, la falta de
más cajeros automáticos y que funcionen como se debe, la carencia de
combustibles y otros inconvenientes que muchas veces complican a los turistas
que viene precisamente a descansar.
Y si descansar
hablamos ¡son insufribles los perros en la playa!
Pero una de cal y
otra de arena: hay cada vez mayor conciencia de mantener limpia la playa y muy
bueno el desempeño de los agentes que se ocupan del tema como también de
mantener limpios los cordones de las veredas. Un ejemplo a imitar.
Un ítem muy
importante es la calidad de los espectáculos artísticos y la puesta en valor de
la Fiesta Nacional
del Golfo Azul. La posibilidad de poder presenciar la actuación de artistas
nacionales para todo gusto y edades.
En la peatonal veo
que faltan más artistas callejeros. Pero la estatua viviente persiste en
encantar a niños y mayores. ¿Vendrá también esta temporada el cine en la playa?
Lo destacado: las
esculturas en madera que se están emplazando en la avenida Río Negro. ¡Qué
bueno es compartir un espacio con el arte! Faltarían más murales.
Eso sí, este año ha
faltado la oferta de pescado fresco que en temporadas anteriores ofrecían los
pescadores artesanales. ¡Una lástima!
Por supuesto que en
esta breve crónica habrá muchas omisiones, pero quiero nombrar a otros amigos
entrañables, para que no me reclamen: Jorge Incola, -escritor y forjador-, Beto
Noy, con sus Grutynos y sus sueños,Salvador Cambarieri –cineasta-, el Pato Mirano con su casa artesanal y
de baño redondo, actor y “gauchito Gil”. Y hay más, muchos más.
Me gusta el
balneario Las Grutas, porque decía mi amigo el Tilo “los mares de alguna forma
nos unen”. Llevo en mi corazón el Napostá de mi ciudad natal, las verdes
alamedas de Valcheta y el mar azul del golfo de San Matías. ¿Qué más puedo
pedir?
CASTAÑEDA INTEGRA
EL PORTAL DE POESIA CONTEMPORANEA
El escritor y poeta Jorge Castañeda ha sido incluido en el
Portal de Poesía Contemporánea “Metapoesía” que administra el escritor y poeta
colombiano Joehan Romero, uno de los integrantes más significativos de este
nuevo movimiento literario y poético.
Romero expresa que el Portal que reúne a los mayores poetas
es una muestra significativa de la poesía iberoamericana, estando representados
en el mismo más de 30 países de todo el mundo, entre ellos Carlos barbarito,
André Cruchaga, Delfina Acosta, Hernando Guerra Tovar, Ricardo Cosa y muchos
más.
Castañeda integra el Directorio de Poetas y Escritores
(secciones de poesía y narrativa) con una nota biobibliográfica, los poemas de
su autoría “Será por la palabra” y “Una canción para Macondo” y una crónica.
Romero dio la bienvenida al escritor de Valcheta y le asignó
un espacio para nuevas creaciones tanto en prosa como en verso.
Escritor nacido en Bahía Blanca (Pcia. de Buenos Aires) el 23 de Agosto de 1.951, se radicó desde el año 1953 en la localidad de Valcheta, Pcia. de Río Negro.
Entre sus obras publicadas pueden citarse, entre otras, "La ciudad y otros poemas", "Poemas sureños", "Poemas breves", "Sentir patagónico", "Arturo y los soldados", "Como Perón en el cuadro", "Poemas cristianos", etc.