Ha fallecido uno de los amigos más entrañables que la
vida me ha dado: el doctor en bioquímica Juan Carlos Irízar.
Será para toda la comunidad de San Antonio Oeste un
vacío muy grande para llenar y para quienes hemos compartido su amistad una
ausencia muy notoria.
Yo lo conocí hace muchos años en la Galería Casablanca
del Balneario Las Grutas y el amor por
los libros y la historia regional nos unió en largas tertulias e intercambio de
bibliografía.
Nació en la ciudad cordobesa de Chazón y realizó sus
estudios superiores en la Universidad de Córdoba, radicándose en San Antonio
Oeste para ejercer su profesión de bioquímico, siendo un verdadero pionero,
llegando a trasladarse en el tren aguatero para tomar muestras de pacientes de
Valcheta.
Juan Carlos era un apasionado del tango y de los
libros. Sabía decir que era un comprador compulsivo y su extensa biblioteca da
cuenta de ello.
También se debe destacar que cuando se desempeñó como
concejal municipal, su dieta fue íntegramente donada para becar a estudiantes
de escasos recursos.
A ese respecto debemos decir que fue uno de los
fundadores del partido vecinal “Todos por todos”.
Su programa radial “La historia en pijamas” era un
verdadero clásico en toda la región. Por su trayectoria recibió varios premios
entre ellos el otorgado por la Prefectura Naval Argentina como personalidad
destacada de la cultura, el premio “Ezequiel Ramos Mexía” que le otorgó la
empresa Tren Patagónico y últimamente la imposición de su nombre al laboratorio
del hospital “Aníbal Serra”.
Era hincha de Independiente y en un acto de
convivencia me regaló un vaso con el escudo de Boca.
Junto a otros amigos comunes nos sabíamos reunir todos
los días de Enero para tomar el aperitivo y conversar de los afectos comunes.
Seguramente Juan Carlos será siempre recordado porque
ha sido uno de los hombres que ha dejado improntas imborrables en quienes lo
han tratado y conocido. Ya puede descansar en paz.
Jorge Luis Borges supo escribir que hay momentos estelares de la
humanidad que ningún fasto recuerda, pero que han dejado una huella muy
profunda en su historia. Y en este revival
de imposición de nombres, de nuevos feriados, de tanto dislate que
solemos tener los argentinos sería importante mirarnos en el espejo de
grandes hombres y mujeres que se han encumbrado como ejemplos
indiscutibles de honestidad, de coherencia y de firmeza en la defensa de
los valores humanos.
Nelson Mandela es uno de ellos. Y cuando el 11 de Febrero de 1990,
éste líder negro sudafricano fue liberado tras veintisiete años en
prisión, este hecho marcó el fin de la segregación racial en Sudáfrica,
puso al país en el camino de mayorías negras y en especial dejó el
ejemplo para toda la humanidad de cuánto vale en la vida defender las
ideas y las convicciones más allá de la cárcel, del escarnio y del
sufrimiento.
Ese momento estelar está relatado por el escritor Hugh Williams y merece ser textualmente reproducido.
Sobre su liberación expresa “Este será quizá uno de los eventos mejor
recordados de los tiempos modernos. Aproximadamente a las 4:15 p.m. del
11 de febrero de 1990, Mandela apareció en el portón de su prisión en
Paarl, en la que había permanecido los últimos tres años de su reclusión
de veintisiete. Las imágenes de aquel acontecimiento fueron mostradas
en todos los televisores del mundo. Como en el caso del asesinato del
presidente Kennedy en 1963 o los ataques al World Trade Center en el
2001, muchos de nosotros podemos recordar dónde nos encontrábamos y qué
estábamos haciendo cuando Nelson Mandela pasó a ser un hombre libre. Su
excarcelación vino acompañada de esperanza, pero también de temor.
Mandela no había hecho concesión alguna a fin de recibir la libertad. La
lucha armada del CNA contra la opresión política aún estaba activa.
Muchos estaban convencidos de que Sudáfrica se convertiría en un baño de
sangre y de que la violencia estallaría en todo el país por parte de
grupos negros y blancos. Pero el proceso de reforma siguió avanzando y
tras las elecciones en Abril del 1994 Nelson Mandela se convirtió en el
primer presidente Negro de Sudáfrica”.
Lo demás es historia conocida: “Permaneció en el cargo hasta su
retiro en 1999, a la edad de ochenta años. Su logro es uno de los más
insólitos en la historia de cualquier país. Jamás perdió su fuerza de
voluntad y su visión de la democracia para su país. Cuando recibió el
poder, y con él la oportunidad de implementar las políticas a causa de
las cuales había sido encarcelado, lo hizo sin la menor amargura o ánimo
de venganza. Mandela prefirió la libertad de la victoria al heroísmo de
la guerra”.
Hombres como Mandela, como el Mahatma Gandhi, como Lech Walesa, son indispensables, insustituibles.
Hoy Mandela está muy afectado de salud, pero al decir del poeta “lo
que ha tenido que ser lo ha sido”: un ejemplo para imitar, un hombre
grande en la firmeza de sus convicciones con un sentido profundo de la
humildad y de los valores humanos. Como Luther King Mandela también tuvo
un sueño y lo pudo cumplir: transformar los límites de la desesperanza
para construir una sociedad más justa. Y eso no es poca cosa.
Puedo decir como
dijera Scalabrini Ortiz sobre Buenos Aires que “tengo ternuras mías en cada una
de las calles del Balneario Las Grutas.
Si bien soy
bahiense por nacimiento, valchetero por adopción y grutense por afectos desde
hace ya veinte años en este hermoso balneario suelo pasar dos meses de solaz en
plena temporada estival. Y he pasado muy lindos momentos cuando compartía la
figura tutelar de mi madre y mis hijos y sobrinos (Dios me los dio y no el
diablo como dice el refrán) se criaron correteando por la Galería Casablanca
en la Tercera Bajada.
Eso cuando la villa
no estaba tan desarrollada y crecida como ahora, cuando todavía estaba el viejo
avión enclavado arriba de un médano mirando el mar y los pulperos nos despertaban cada mañana junto
a los canillitas voceando el “Río Negro”. Cuando los cañadonescon su
presencia útil desaguabanen el mar sus
aguas pluviales y era un rito la lectura del diario y del café en la confitería
Janoe en la Galería Antares.
Eran otros tiempos.
De bohemia y de amigos que se fueron yendo, porque la vida es así.
No está Víctor
Menjolou, -la placita de artesanos lleva su nombre-, falta el querido gordo
Héctor Meis –el poeta mayor de San Antonio-, Héctor Izco se llevó sus historias
para siempre, Oscar Gutiérrez seguro que estará cantando en otros cielos
mejores, doña Lía Mares ya no transita sus calles, don Carlos Sontang tal vez
estará soñando en otros lados con sus proyectos y sus emprendimientos. ¡Cuántas ausencias! Cuando se pasa lista como
dice la canción “uno comprende como están de ausentes las cosas queridas”.
Pero a pesar que
todo cambia, el balneario Las Grutas tiene siempre un gran encanto, un duende
que se pasea por el “golfo más azul del continente”.
Muchos de amigos
–varios grutenses y otros sanantonienses, que es casi decir lo mismo- todavía
compartimos la mesa con el pan y con el vino, la conversación, los afectos, los
libros, el café y la lectura de los diarios. Invariablemente en la casa del doctor
Irízar mirando el mar junto al escribano Rubén Baquiero, el ingeniero y doctor
Alcides Llorente formamos la cofradía de los aperitivos antes del almuerzo.
Claro que algunas
cosas se han perdido, por ejemplo las librerías de libros usados que muchos frecuentamos
con verdadero placer. Ya no están. Pero desde los centros de compra hay otras
opciones y ahora se venden los libros nuevos y las novedades para las lecturas
del verano. Sobre eso una digresión: Actualmente cuando estoy en playa mi
curiosidad literaria me lleva a mirar los títulos de los libros que leen los
bañistas. ¿Nuestras lecturas -me pregunto- hablarán de nuestra personalidad?
Todavía los
partidos de tejo me entusiasman y empleo en ellos tal vez en vano mis mejores
virtudes.
Las Grutas es un
lindo lugar para vivir. Por supuesto que muchas cosas se van perdiendo con el
progreso. Antes no había tanto bullicio y no faltaba espacio. La playa era
grande y sobraba para las pocas sombrillas y los juegos playeros. Ahora en
cambio estamos todos pegados unos a otro, como sucede en la peatonal y también
en la placita de artesanos. Hablando de éstos últimos ¿cuándo tendrán sus
propios baños?
Claro que Las
Grutas tiene muchas falencias, eso también debemos decirlo. Los precios
desmedidos en algunos comercios, si bien no se debe generalizar porque hay
comerciantes responsables y que venden a precios normales.
Los alquileres
onerosos para las comodidades que se ofrecen. Los cortes recurrentes de
energía, la falta de agua, los desbordes de los líquidos cloacales, la falta de
más cajeros automáticos y que funcionen como se debe, la carencia de
combustibles y otros inconvenientes que muchas veces complican a los turistas
que viene precisamente a descansar.
Y si descansar
hablamos ¡son insufribles los perros en la playa!
Pero una de cal y
otra de arena: hay cada vez mayor conciencia de mantener limpia la playa y muy
bueno el desempeño de los agentes que se ocupan del tema como también de
mantener limpios los cordones de las veredas. Un ejemplo a imitar.
Un ítem muy
importante es la calidad de los espectáculos artísticos y la puesta en valor de
la Fiesta Nacional
del Golfo Azul. La posibilidad de poder presenciar la actuación de artistas
nacionales para todo gusto y edades.
En la peatonal veo
que faltan más artistas callejeros. Pero la estatua viviente persiste en
encantar a niños y mayores. ¿Vendrá también esta temporada el cine en la playa?
Lo destacado: las
esculturas en madera que se están emplazando en la avenida Río Negro. ¡Qué
bueno es compartir un espacio con el arte! Faltarían más murales.
Eso sí, este año ha
faltado la oferta de pescado fresco que en temporadas anteriores ofrecían los
pescadores artesanales. ¡Una lástima!
Por supuesto que en
esta breve crónica habrá muchas omisiones, pero quiero nombrar a otros amigos
entrañables, para que no me reclamen: Jorge Incola, -escritor y forjador-, Beto
Noy, con sus Grutynos y sus sueños,Salvador Cambarieri –cineasta-, el Pato Mirano con su casa artesanal y
de baño redondo, actor y “gauchito Gil”. Y hay más, muchos más.
Me gusta el
balneario Las Grutas, porque decía mi amigo el Tilo “los mares de alguna forma
nos unen”. Llevo en mi corazón el Napostá de mi ciudad natal, las verdes
alamedas de Valcheta y el mar azul del golfo de San Matías. ¿Qué más puedo
pedir?
Meseta rocosa,
reino de la piedra, de la arcilla, de la arena y de la sal. Con una altura
irregular de 130 a
160 metros,
con una dimensión aproximada de 1800 metros de frente sobre el mar y una
profundidad costa adentro de unos 800 metros promedio, con el mar de la Bahía sin Fondopor un lado y la inmensidad monótona de la
estepa patagónica por el otro, se levanta la formación ¿natural? del Fuerte
Argentino en el Golfo de San Matías.Centinela legendario, ¿Muelle? ¿Castillo? ¿Fuerte? ¿Otrora una isla
rodeada de mar? ¿Lugar de entrada de los caballeros templarios con la reliquia
del Santo Grial? Fantasías. Leyendas. Indicios. Teorías. Búsquedas.
“Una vez sobre el
Fuerte Argentino, mi espíritu sintió una nostalgia incontenida, una infinita
emoción agridulce, como si el pasado humano estuviera concentrado en la entraña
misma de la tierra” escribió la historiadora Josefina Gandulfo Arce en su libro
sobre Las Grutas.
¿Era una isla el Fuerte
Argentino rodeada de mar? ¿O era una isla rodeada de agua dulce porla desembocadura del Río Negro? El
historiador Raúl Entraigas en su interesante libro “El fuerte del Río Negro” cita
que este río era tan desconocido que Floridablanca expresa que “En la Bahía sin Fondo o Punta San
Mathías desagua el río Negro o de los sauces”.Y Entraigas aclara que “Por otra parte, casi todos creían que el río de
los sauces desembocaba en San Antonio y que en otras épocas, seguramente el
Golfo de San Matías habría sido su boca”.
¿Había en el
Fuerte Argentino hombres desconocidos que lo poblaban?El Virrey Juan José de Vértiz le advierte a
Juan de la Piedra
en su extensa instrucción sita en el Legajo 331 del Archivo de Indias en el
General de la Nación
que “entre el Negro y el Colorado viven los indos de nación Tegüelchú vaxo el
mando del cacique Negro, el cual ya tiene permiso de venir a la Capital, que le den cartas
para Buenos Aires. Los emisarios del cacique Negro aseguran que en la isla que
hay dentro de la Bahía
sin Fondo, están poblados ciertos indios o gentes no conocidas de quienes viven
muy recelosas”. Y pide que investiguen eso. Le pide se entere, por medio de los
aborígenes, si llegan barcos allá, y si tienen noticia de que haya extranjeros
en el interior del país.
¿Quiénes eran
estos desconocidos que habitaban la isla del Fuerte? Los osados que buscan en
la patagonia el derrotero del Santo Grial traído por los caballeros templarios
para protegerlo citando antiguas zagas mitológicas aseguran que el mismo era
una antigua fortaleza habitada por “hombres blancos” y afirman que en los
antiguos manuscritos del caballero Perlesvaus este al llegar a las costas
patagónicas en el Golfo de San Matías muestra su sorpresa porque “El castillo
se divisa sobre una ínsula en el mar. El aspecto del fuerte al acercarse desde
el mar es el de una isla. Y afirman que en cuanto la nave tomó puerto debajo
del castillo, el mar se retiró de modo que la nave quedó en tierra seca”. Un
dato más dicen los investigadores que se trata de la Bahía sin Fondo porque “la
diferencia de mareas toma por sorpresa al piloto de la nave, dado que la
diferencia entre pleamar y bajamar delante del Fuerte Argentino suele ser de
hasta 10 metros,
algo totalmente inusual en el resto del mundo”.
Otro aporte a este
misterioso promontorio lo dan las “planches” del Atlas confeccionado por el
francés Martín de Moussy (geógrafo y científico contratado por el gobierno de la Confederación) que
en el punto geográfico del Fuerte está marcado con dicho símbolo con la leyenda
“Ancien Fort Abandonné” o sea antiguo fuerte abandonado.
Por tradición oral
algunos antiguos pobladores del predio aseguran que “tiene el lugar una
historia antiquísima y que antiguamente era un fuerte que en la cara que daba
al mar tenía cañones emplazados.”
Visto desde arriba
el Fuerte Argentino se asemeja a un par de alas de un pájaro inmenso
dirigiéndose hacia el mar.
Actualmente hay
una búsqueda de material relacionada con el Fuerte, los templarios y la gesta
del Gríal y empresas de turismo que salen desde Las Grutas para visitarlo
yluego entregar a los visitantes de un
Certificado de Caballero Templario como recuerdo de la excursión.
¿Otro misterio en
plena Patagonia argentina? ¿Otra leyenda? ¿Otra impronta mágica y mística para
esta tierra de aventuras?
Un vate, un juglar, un aedo, un poeta. Nada más ni nada
menos. Un vidente, un desgarrado, un celebrante feliz, un dicente, un
intermediario de afectos y anhelos. Un solitario, un armador de palabras,
unherrero del idioma, un visionario.
Una torre de Dios al decir del gran Darío. Un albatros como lo definiera
Baudelaire. ¿Un barco ebrio al decir de Rimbaud?
Tan solo un poeta nacido en Parral, en el mediodía de Chile,
en el Sur de América para celebrar la fiesta de la vida y para glosar la
maravillosa aventura de vivir. Con las grandes utopías, con la magia de las
cosas pequeñas y sencillas, con el amor predestinado hacia la mujer, hacia
todas las mujeres, con el gusto por los muelles, con la soledad compañera
abandonado en los lejanos países del Oriente, con el sonido triste de las
barcarolas, con el rito iniciático en las alturas de Machu Pichu, corazón verde
de la América
indígena.
Tan solo un poeta. Local y universal. De los suyos y de
todos. Con el oído tendido a la historia de su patria y con el corazón
repartido por el mundo entero. Un cultor de la amistad y de las cosas buenas
que la vida nos ofrece en forma cotidiana.
Entre sus botellas raras, sus mascarones de proa, su
colección de caracolas, sus libros de arte, su vocación para atesorar formas y
colores: en copas, en miniaturas, en juguetes, en réplicas.
Un poeta en las cercanías del mar. Siempre el mar en sus
versos y en su corazón, polizonte en los cinco continentes, navegante
irredento, marino capitán de las olas y la espuma.
Pablo Neruda, como el poeta checo, universal y del terruño,
solitario y gregario, triste y contento, preocupado y feliz, quevediano por
mandato y muchas veces a su decir “tonto de capirote”.
En los crepúsculos de la calle Maruri, en la fiestas cuando
el sol se pone sobre el horizonte, en la buena mesa con el hermano orégano, el
congrio, el perejil, con la lavandera, con el minero, con la muchacha de la
“boina gris y el corazón en calma”, con España en el corazón.
Con García Lorca, con Alberti, con Vallejo, con Miguel
Hernández, con Ilia Erenburg,con
Vicente Aleixandre y con todos los hermanos del mundo en la tinta, la sangre y la Poesía.
Con sus sueños, con sus “trozos de madera color de ámbar”,
con sus piedras, con su llamado imperioso a la Paz y la fraternidad de todos los hombres.
“Hondero entusiasta”, “habitante y su esperanza”, “Pablo nuestro que estás en
tu Chile” al decir del gran Atahualpa.
Un vate, un juglar, un poeta, por él la Poesía no habrá cantado en
vano”. Saludo Pablo Neruda. Otros seguimos tu siempre porque siempre habrá
poesía para los vivimos de pie y jamás claudicaremos.
Escritor nacido en Bahía Blanca (Pcia. de Buenos Aires) el 23 de Agosto de 1.951, se radicó desde el año 1953 en la localidad de Valcheta, Pcia. de Río Negro.
Entre sus obras publicadas pueden citarse, entre otras, "La ciudad y otros poemas", "Poemas sureños", "Poemas breves", "Sentir patagónico", "Arturo y los soldados", "Como Perón en el cuadro", "Poemas cristianos", etc.