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JORGE CASTAÑEDA
Blog de literatura de la Patagonia
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Mostrando 1 a 10, de 14 entrada/s en total:
19 de Mayo, 2014    POEMAS

LAS GRUTAS BAJO EL SOL


LAS GRUTAS BAJO EL SOL

 

Qué bonita está las Grutas

Con sus chicas bajo el sol

La placita de artesanos

Con el mar y su rumor.

 

Con su blanca costanera

Con su cielo en arrebol

Y la playa que se llena

Cuando aprieta la calor.

 

Recuerdos de Menjolou

Artesano y buen pintor

Y la voz del gordo Meis

Recordado trovador.

 

Con la Galería Antares

Y en la tercera el avión

Después vino Casablanca

Y el progreso fue mayor.

 

Se quedaron los murales

Pintados por Vilaró

Y hasta vienen las ballenas

A visitar la región.

 

Aquí pasa el playerito

Avistarlo es lo mejor

Los artistas callejeros

Que no dejan su función.

 

Qué bonita esta Las Grutas

Con sus chicas bajo el sol

La placita de artesanos

Con el mar y su rumor.

 

 

 

 

 

 

 

 

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14 de Mayo, 2014    POEMAS

HAN BROTADO LAS FLORES DE MIS CACTUS


HAN BROTADO LAS FLORES DE MIS CACTUS

 

Han brotado las flores de mis cactus.

Su color de azafrán, su terciopelo,

Y esa fosforescencia anaranjada

Que suma su color a mis momentos

Y alegra la rutina de mis actos.

  

Han brotado las flores de mis cactus

Y mi hija no se encuentra para verlos.

 

 Han brotado las flores de mis cactus

Bellas como corolas en secreto

Y tienen una gracia que engalana

La placidez tranquila de mi huerto.

 

 Han brotado las flores de mis cactus.

No lo hacen todos los años. Es cierto.

Pero algo ha de tener esta mañana

Para abrir su crisálida de fuego.

¡Oh, dicha del edén y de su pacto!

 

Han brotado las flores de mis cactus

Y mi hija no se encuentra para verlos.

 

Han brotado las flores de mis cactus

Y todo tiene una actitud de rezo:

Mi alma, el jardín, el árbol y la casa,

Y la fugacidad que tiene el tiempo.

 

Han brotado las flores de mis cactus

Y mi hija no se encuentra para verlos.

 

 

 Jorge Castañeda

Valcheta (RN)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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09 de Abril, 2013    POEMAS

LAS RAICES DE LA VIDA


LAS RAICES DE LA VIDA

 

Jorge Castañeda

Valcheta (RN).-

 

 

He de volver a las raíces

Como ellas a su sustento

Para acopar por arriba

En un pedazo de cielo

Y crecer con el nutriente

Sagrado de los afectos.

 

 

He de volver a las raíces

Que brindaron mi concierto

Para ser un poco sombra

Y que me miren de lejos.

Tal vez halle algún pájaro

Su solaz y su contento.

 

 

He de volver a las raíces

Y a su hontanar secreto

Para crecer en grandeza

Cuando lo exija el momento

Y no parecerme al tamo

Que se lo llevan los vientos.

 

 

He de volver a las raíces

Que trabajan en silencio

Oscuras de tanta tierra

Pero firmes en su intento.

¡Sólo se arraiga en la vida

Teniendo buenos cimientos!

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11 de Marzo, 2013    CRÓNICAS

Borges, las Malvinas y el plebiscito ● Jorge Castañeda

Borges, las Malvinas y el plebiscito

 

 

        Jorge Castañeda

 

Escritor – Valcheta

 

 

 

Jorge Luis Borges, tal vez el mayor escritor que hemos tenido los argentinos en el siglo XX, ha dejado páginas que sin duda perdurarán en el tiempo y por ellas ha sido reconocido mundialmente.

 

En los últimos años se ha escrito demasiado sobre su vida, su obra, sus frases, sus ideas sobre la política y la cultura e incluso sobre su vida privada. Y casi ninguno ha defraudado el interés de los lectores porque Borges siempre atrapa y produce reacciones por doquier. Y para entender a Borges hay que ubicarlo en su contexto pero sobre todo ir a sus libros para rescatar la esencia del hombre y sus interrogantes.

 

No decimos nada nuevo si agregamos que hay muchos Borges en Borges  –el mismo lo sabía: el Borges del arrabal, del tango con letras procaces, el ensayista de un humilde poeta de barrio como Evaristo Carriego, de los orilleros, del culto al coraje, el amigo de  Nicanor Paredes a quién le dedico una de sus mejores letras de las “Milongas para las seis cuerdas”, en síntesis el Borges de la primera época con los almacenes, los portones y las callecitas de los barrios y del suburbio.

 

Y está también el Borges posterior de la gran literatura. El cuentista genial que como su denostado Gracián también se supo perder en las naderías del idioma con tecnicismos bizantinos,  pero que a la vez dio una trascendencia universal a su prosa exquisita. Es el Borges que jamás olvidó la biblioteca de su padre con libros en inglés. Su linaje, y el fuerte celo guardián de su madre, doña Leonor Acevedo. Ese Borges al cual el ensayista y escritor Norberto Galasso calificó como “un intelectual en el laberinto semicolonial”.

 

Pero también está el Borges coloquial, el de entre casa, descubierto en sus facetas más íntimas por Adolfo Bioy Casares y por algunas  declaraciones de sus amigos de entonces como Homero Manzi, Scalabrini Ortiz y otros.

 

Y se destaca también  el Borges de sus frases irónicas (muchas de ellas de su admirado Carlyle que las tomó como propias), citado hasta la saciedad en diarios, reportajes y revistas.

 

Cuando en 1983 viaja a Francia para recibir la Orden de la Legión de Honor “un francés amante de la insolencia se permitió insinuar que Borge no era el más adecuado para opinar sobre la actualidad argentina porque vive encerrado en una torre de marfil”. Y Borges le contesta: “Solo hay torres de marfil en el ajedrez. Yo soy muy sensible a cuanto ocurre en mi país y en el mundo. Y lo he probado: critiqué a Perón en su momento y ahora a los generales y su guerra: (Malvinas). Sé que hay6 gente en la Argentina que padece hambre. Y esa situación es inaceptable. No sé qué porvenir nos espera, pero lo imagino triste porque no hay una solución.

 

En los “Diálogos” con Néstor Montenegro se expresa sobre la guerra por las Islas Malvinas” y dice que “Es típico de la mente militar hablar de abstracciones, en territorios y no en seres humanos. Estos no fueron consultados. Me refiero aquí a los dos mil kelpers y a veintitantos millones de argentinos. Se cambiaron los nombres de ciudades, se bajó una bandera y se elevó otra, se obró como si se tratara de una conquista. Con derechos jurídicos o no, los habitantes se sentían británicos. En todo caso, debió hacerse un plebiscito, o debería hacerse en el porvenir. El epigrama en prosa rimada “Las Malvinas son argentinas” es culpable de muchas muertes”.

 

Ante la advertencia del entrevistador al observar que “Si se hubiera o se hiciera un plebiscito los kelpers elegirían ser ciudadanos ingleses”, Borges le responde que “Es verosímil presuponerlo. En todo caso, allá ellos… Adolecemos de un casi inhabitado territorio ¿A qué dilatar el desierto con dos desiertos más, que nos quedan lejos?”.

 

Sin embargo en el Borges poeta y escritor la gesta de Malvinas  le inspiró desde su perspectiva la “Milonga del muerto” y el relato “Juan López y John Ward”, la historia de un soldado argentino y un soldado británico que “hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez, cara a cara, en unas islas demasiado famosas y cada uno de los dos fue Caín y cada uno, Abel. Los enterramos juntos. La nieve y la corrupción los conocen. El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender”.

 

En esos mismos diálogos con Montenegro Borges expresa que “El mundo es vasto. Nadie demora  su atención en lo que sucede en una de las tantas repúblicas de la América del Sur. Piensan fugazmente en el tango, en cierta ópera, en los desaparecidos y en la pampa húmeda. Acaso en ciertas islas de cuyo nombre no quiero acordarme”

 

Sin embargo han pasado los años y aún a pesar de Borges y de sus frases nos seguimos acordando de Malvinas y entrevisto  plebiscito está por realizarse a iniciativa del gobierno británico.

 

Me quedo a veces con el otro Borges, aquel que cuando joven al ver una tropilla de caballos en una madrugada en sus “perdidos arrabales” le supo decir gritando a Drieu La Rochelle “Es la Patria, carajo”

 

 

 

 

 

 

 

 

    

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26 de Diciembre, 2012    POEMAS

HAN BROTADO LAS FLORES DE MIS CACTUS


Jorge Castañeda

Valcheta (RN)

 


Han brotado las flores de mis cactus.

Su color de azafrán, su terciopelo,

Y esa fosforescencia anaranjada

Que suma su color a mis momentos

Y alegra la rutina de mis actos.

 

 

Han brotado las flores de mis cactus

Y mi hija no se encuentra para verlos.

 

 

Han brotado las flores de mis cactus

Bellas como corolas en secreto

Y tienen una gracia que engalana

La placidez tranquila de mi huerto.

 

 

Han brotado las flores de mis cactus.

No lo hacen todos los años. Es cierto.

Pero algo ha de tener esta mañana

Para abrir su crisálida de fuego.

¡Oh, dicha del edén y de su pacto!

 

Han brotado las flores de mis cactus

Y mi hija no se encuentra para verlos.

 

Han brotado las flores de mis cactus

Y todo tiene una actitud de rezo:

Mi alma, el jardín, el árbol y la casa,

Y la fugacidad que tiene el tiempo.

 

Han brotado las flores de mis cactus

Y mi hija no se encuentra para verlos.

 

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07 de Agosto, 2012    CRÓNICAS

VALCHETA Y LAS CRECIENTES: LA IMPORTANCIA DEL TOPONIMO

VALCHETA Y LAS CRECIENTES: LA IMPORTANCIA DEL TOPONIMO

 

Jorge Castañeda

Escritor - Valcheta

Es sabido que los integrantes de los pueblos preexistentes cuando nombraban a algún paraje o accidente geográfico los hacían indicando sus propiedades o características más sobresalientes.

De allí la importancia de saber interpretar nuestra toponimia y leer en el nombre impuesto la síntesis que lo identifica con precisión y justeza.

A diferencia de estos pueblos, los viajeros posteriores bautizaron lugares de nuestra Patagonia con profusión de nombres y apelativos.

Escribe Cipriano Arbe en su interesante crónica “Vodudahue 82, un viaje al mito” que cuando tehuelches y mapuches nombraban algo “era porque tenían una relación distinta con su medio, lo respetaban más, y no se apropiaban de montañas, ríos y valles. Designaban los lugares nombrando una característica que les era peculiar; resumían en un nombre la particularidad que, para nosotros es cuestión de mera cartografía. Ni siquiera distinguían las corrientes continuas de los ríos sino que, con el nombre, indicaban emplazamientos. Lo más cercano sería decir que su toponimia era fotográfica, encerraban en ella una idea del lugar según lo que lo caracterizara”.

En el caso particular de Valcheta es un topónimo tehuelche septentrional que significa “lugar donde el agua se colma” haciendo alusión a las célebres crecidas aluvionales del arroyo, donde desemboca el agua pluvial de los cañadones de la meseta de Somuncurá y de los parajes de Chipauquil y Chanquín.  Precisamente este último topónimo que designa a éste último en lengua mapuche significa “isla”, “bifurcación u horqueta”, refiriéndose exactamente a que queda de esa forma cuando hay crecientes excepcionales.

Volviendo a Valcheta el significado es más que válido dado que los aluviones son recurrentes en el tiempo y cuando suceden el agua se desborda de cauce e inundan gran parte del valle y sobre todo  a la altura pueblo.

Ese fenómeno lo observó Musters al pasar por allí con los tehuelches meridionales en 1870: “Ese río está sujeto a grandes crecientes, como lo demostraban la maleza y la broza que colgaban de los arbustos y matorrales en todo el valle, dejados allí evidentemente por la inundación primaveral”.

Harrington escribe kukbürschanitën o bülchanetën aljkach. O sea “el río se está llenando”. Y George Claraz en su vocabulario  kelelé-apatapschlec, traducido: “el gran diluvio” y “salir, reventar, inundar”.

O sea que para tehuelches y mapuches, grandes conocedores de parajes y lugares, no era desconocido que al arroyo Valcheta en determinadas épocas se desbordara inundando con sus aguas todo el famoso “paradero”.

De allí la importancia de los topónimos para asimilar las características más sobresalientes de cada lugar y de las contingencias climáticas.

Los pobladores recuerdan algunas crecidas extraordinarias del arroyo, entre ellas la del año 1966 (ciento ochenta milímetros en dos horas) que se desbordó incontrolable anegando varias cuadras de la localidad y entrando a la mayoría de casas y comercios, pero con la particularidad que fue solamente con la lluvia caída  en Valcheta pueblo.

Al ser canalizado el cauce del arroyo ya las posteriores fueron de menores consecuencias, sin embargo ésta última demostró que las crecientes son recurrentes y que siempre hay que prestar atención a la toponimia, recordando  que Valcheta es precisamente  “el lugar donde el agua se colma”. 

 

 

 

 

 

 

 

 

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16 de Marzo, 2012    CRÓNICAS

BORGES Y LAS MALVINAS

 BORGES Y LAS MALVINAS

 Jorge Castañeda

Escritor Valcheta

 

“Les tocó en suerte una época extraña.

El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de agravios, de derechos, de una mitología peculiar, de antiguas o recientes tradiciones, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras.

López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote.

El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en aula de la calle Viamonte.

Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.

Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.

El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender”.

Juan López y Jhon Ward – Jorge Luís Borges

Jorge Luís Borges en sus diálogos con Néstor Montenegro dejó varias opiniones sobre la entonces reciente guerra por las Islas Malvinas, sabiendo que la publicación de dichos juicios “podían crearle enemigos, pero también que “la popularidad (que nunca he buscado) y la impopularidad son el anverso y el reverso de una misma moneda”.

En dicho reportaje nuestro escritor entre otros conceptos expresaba que en dicha guerra “se obró de un modo histriónico. Se habló de la ocupación de unas islas casi indefensas como si se tratara de la batalla de trafalgar o de las campañas de César. Se festejó la victoria cuando la batalla no había empezado. Muchachos de dieciocho a veinte años, con escasa o nula experiencia, fueron sacados del cuartel, para batirse con soldados. Adolecemos de la peligrosa costumbre de obrar sin pensar en las consecuencias. Cualquier cosa puede temerse de un gobierno tan irresponsable como el nuestro. Un gobierno de aniversarios, de arrestos, de órdenes, de rivalidades, de almuerzos de camaradería, de codicias, de juras de la bandera, de desfiles y de hambre y sed de figuración”.

Sobre el hecho en sí de la ocupación dijo que “Es típico de la mente militar pensar en abstracciones, en territorios, y no en seres humanos. Estos no fueron consultados. Me refiero aquí a los dos mil kelpers y a veintitantos millones de argentinos. Se cambiaron los nombres de ciudades, se bajó una  bandera y se elevó otra, se obró como si se tratara de una conquista. Con derechos jurídicos o no los habitantes se sentían británicos. En todo caso debió hacerse un plebiscito, o debería hacerse en el porvenir”.

Preguntado sobre el apoyo político del pueblo argentino ante la recuperación de las islas Borges expresó que “la invasión fue aprobada cuando se la creyó una victoria: cuando se reveló que era una derrota fue condenada. Debemos obrar de modo ético; de las consecuencias nada sabemos. Se ramifican hasta el infinito y tal vez a la larga se complementen. La derrota militar es el menor de nuestros males. En el curso de la historia hubo siempre derrotas y victorias. Nuestro país sufre una derrota económica y; lo que sin duda es más grave, una derrota ética”.

Con respecto a si Gran Bretaña le dará a la Argentina la soberanía sobre las Islas Malvinas Borges opinó que “el arte de la profecía es difícil y tal imposible. Lo inverosímil y en todo caso, lo deseable es que los hombres lleguen, alguna vez, a esa ciudadanía planetaria de la que hablé. En ese porvenir, ambos nombres –República Argentina y Gran Bretaña- serán, cabe esperar, anacrónicos”.

Hasta aquí algunas de las expresiones de nuestro escritor sobre Malvinas. Como cierre de esta breve nota nada más apropiado que reproducir los versos de su “Milonga del muerto”, con música del maestro Sebastián Piana, casi desconocida y cuya difusión fue prohibida por las autoridades de aquel entonces.

 

“Lo he soñado en esta casa

entre paredes y puertas,

Dios le permite a los hombres

soñar cosas que son ciertas.

Lo he soñado mar afuera

en unas islas glaciales.

Que nos digan los demás

la tumba y los hospitales.

Una de tantas provincias

del interior fue su tierra;

(Conviene que no se sepa

que muere gente en la guerra).

Lo sacaron del cuartel

le pusieron en las manos

las armas y lo mandaron

a morir con sus hermanos.

Se obró con suma prudencia,

se habló de un modo prolijo

les entregaron a un tiempo

el rifle y el crucifijo.

Oyó las vanas arengas

de los vanos generales

vio lo que nunca había visto:

la sangre en los arenales.

Oyó vivas y mueras

oyó el clamor de la gente

él solo quería saber

si era o si no era valiente.

Lo supo en aquel momento

en que le entraba la herida

se dijo –no tuve miedo-

cuando lo dejó la vida.

Su muerte fue una secreta

victoria. Nadie se asombre

de que me dé envidia y pena

el destino de aquel hombre”.

 

 

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13 de Marzo, 2012    CRÓNICAS

CRONICA DE UN POETA EN LAS GRUTAS



CRONICA DE UN POETA EN LAS GRUTAS

Jorge Castañeda

Escritor

jorgecastaneda20032000@yahoo.com.ar

 

Puedo decir como dijera Scalabrini Ortiz sobre Buenos Aires que “tengo ternuras mías en cada una de las calles del Balneario Las Grutas.

Si bien soy bahiense por nacimiento, valchetero por adopción y grutense por afectos desde hace ya veinte años en este hermoso balneario suelo pasar dos meses de solaz en plena temporada estival. Y he pasado muy lindos momentos cuando compartía la figura tutelar de mi madre y mis hijos y sobrinos (Dios me los dio y no el diablo como dice el refrán) se criaron correteando por la Galería Casablanca en la Tercera Bajada.

Eso cuando la villa no estaba tan desarrollada y crecida como ahora, cuando todavía estaba el viejo avión enclavado arriba de un médano mirando el mar y  los pulperos nos despertaban cada mañana junto a los canillitas voceando el “Río Negro”. Cuando los cañadones   con su presencia útil desaguaban  en el mar sus aguas pluviales y era un rito la lectura del diario y del café en la confitería Janoe en la Galería Antares.

Eran otros tiempos. De bohemia y de amigos que se fueron yendo, porque la vida es así.

No está Víctor Menjolou, -la placita de artesanos lleva su nombre-, falta el querido gordo Héctor Meis –el poeta mayor de San Antonio-, Héctor Izco se llevó sus historias para siempre, Oscar Gutiérrez seguro que estará cantando en otros cielos mejores, doña Lía Mares ya no transita sus calles, don Carlos Sontang tal vez estará soñando en otros lados con sus proyectos y sus emprendimientos.  ¡Cuántas ausencias! Cuando se pasa lista como dice la canción “uno comprende como están de ausentes las cosas queridas”.

Pero a pesar que todo cambia, el balneario Las Grutas tiene siempre un gran encanto, un duende que se pasea por el “golfo más azul del continente”.

Muchos de amigos –varios grutenses y otros sanantonienses, que es casi decir lo mismo- todavía compartimos la mesa con el pan y con el vino, la conversación, los afectos, los libros, el café y la lectura de los diarios. Invariablemente en la casa del doctor Irízar mirando el mar junto al escribano Rubén Baquiero, el ingeniero y doctor Alcides Llorente formamos la cofradía de los aperitivos antes del almuerzo.

Claro que algunas cosas se han perdido, por ejemplo las librerías de libros usados que muchos frecuentamos con verdadero placer. Ya no están. Pero desde los centros de compra hay otras opciones y ahora se venden los libros nuevos y las novedades para las lecturas del verano. Sobre eso una digresión: Actualmente cuando estoy en playa mi curiosidad literaria me lleva a mirar los títulos de los libros que leen los bañistas. ¿Nuestras lecturas -me pregunto- hablarán de nuestra personalidad?

Todavía los partidos de tejo me entusiasman y empleo en ellos tal vez en vano mis mejores virtudes.

Las Grutas es un lindo lugar para vivir. Por supuesto que muchas cosas se van perdiendo con el progreso. Antes no había tanto bullicio y no faltaba espacio. La playa era grande y sobraba para las pocas sombrillas y los juegos playeros. Ahora en cambio estamos todos pegados unos a otro, como sucede en la peatonal y también en la placita de artesanos. Hablando de éstos últimos ¿cuándo tendrán sus propios baños?

Claro que Las Grutas tiene muchas falencias, eso también debemos decirlo. Los precios desmedidos en algunos comercios, si bien no se debe generalizar porque hay comerciantes responsables y que venden a precios normales.

Los alquileres onerosos para las comodidades que se ofrecen. Los cortes recurrentes de energía, la falta de agua, los desbordes de los líquidos cloacales, la falta de más cajeros automáticos y que funcionen como se debe, la carencia de combustibles y otros inconvenientes que muchas veces complican a los turistas que viene precisamente a descansar.

Y si descansar hablamos ¡son insufribles los perros en la playa!

Pero una de cal y otra de arena: hay cada vez mayor conciencia de mantener limpia la playa y muy bueno el desempeño de los agentes que se ocupan del tema como también de mantener limpios los cordones de las veredas. Un ejemplo a imitar.

Un ítem muy importante es la calidad de los espectáculos artísticos y la puesta en valor de la Fiesta Nacional del Golfo Azul. La posibilidad de poder presenciar la actuación de artistas nacionales para todo gusto y edades.

En la peatonal veo que faltan más artistas callejeros. Pero la estatua viviente persiste en encantar a niños y mayores. ¿Vendrá también esta temporada el cine en la playa?

Lo destacado: las esculturas en madera que se están emplazando en la avenida Río Negro. ¡Qué bueno es compartir un espacio con el arte! Faltarían más murales.

Eso sí, este año ha faltado la oferta de pescado fresco que en temporadas anteriores ofrecían los pescadores artesanales. ¡Una lástima!

Por supuesto que en esta breve crónica habrá muchas omisiones, pero quiero nombrar a otros amigos entrañables, para que no me reclamen: Jorge Incola, -escritor y forjador-, Beto Noy, con sus Grutynos y sus sueños,  Salvador Cambarieri –cineasta-, el Pato Mirano con su casa artesanal y de baño redondo, actor y “gauchito Gil”. Y hay más, muchos más.

Me gusta el balneario Las Grutas, porque decía mi amigo el Tilo “los mares de alguna forma nos unen”. Llevo en mi corazón el Napostá de mi ciudad natal, las verdes alamedas de Valcheta y el mar azul del golfo de San Matías. ¿Qué más puedo pedir?

 

 

 

 

 

 

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28 de Febrero, 2012    CRÓNICAS

LAS FRASES DEL GENERAL

El general Perón y Jorge Luís Borges, dos de las personalidades más influyentes en la Argentina del pasado siglo XX, a pesar de sus posiciones políticas antagónicas, compartieron algunas facetas comunes como el hábito por la lectura de buenos libros y el ingenio para acuñar frases que luego harían historia.

De las de Borges mucho se ha escrito, pero de las dichas por Perón, si bien muchas se han incorporado a la vida cotidiana de los argentinos, hay otras que son prácticamente desconocidas.

 Entre los más famosos dichos del general, están los aplicadas a la militancia política práctica, como aquel en que refiriéndose a la calidad del material humano con el que debe trabajar un conductor,  dijo que “la bosta también sirve para construir”. O ante el armado de una lista electoral al pedírsele el desplazamiento de alguno integrante, supo decir que “si se comienzan a sacar a los malos, no quedaba ninguno”.

Cuando en una oportunidad le preguntaron sobre el valor, respondió que “El hombre normal tiene miedo. El valor no es otra cosa que el triunfo de la vergüenza sobre el miedo”.

 Contaba Enrique Pavón Pereyra que cuando un viejo gorila recién afeitado le dijo que después de haberlo combatido siempre, ahora se había hecho peronista; a lo que Perón contesto: “Es un error. Está bien eso de no ser más gorila, pero está mal eso de hacerse peronista, si hasta yo mismo he dejado de serlo”.

 Como un dato casi desconocido reveló que “A veces escribo con el seudónimo de Descartes para devolverle la gentileza, porque el famoso filósofo francés firmaba con el seudónimo de “astrónomo Perón”.

 Al igual que Borges, muchas veces las frases pronunciadas no eran propias sino de otra cosecha, como aquella de “todo en su medida y armoniosamente” que tomó del frontispicio de un templo griego y otras muchas extraídas del Martín Fierro (lo sabía de memoria y le hacía caso en todos sus consejos), de las Vidas Paralelas de Plutarco (dijo que “no escribió historias sino hombres”) o del Arte de la Guerra de Von Clausewitz.

 Es célebre la respuesta a la joven periodista que lo importunaba en una conferencia de prensa y ante su evidente disgusto ésta le confesó que  peronista, quedando la respuesta del general para la posteridad: “Pues si usted es peronista, entonces lo disimula muy bien”.

 Cuando se tuvo que definir a sí mismo expresó que “en principio acepto como verdad cuanto me dicen; pero cuando descubro que alguien me ha mentido, ya no le creo aunque me diga la verdad”. Tomada seguramente de Kant: “No me duele que me hayas mentido, sino el no poderte creer jamás”.

 Su fino ingenio le llevó a acuñar algunas geniales como aquella en que definió a Felipe de Edimburgo: “Este Mountbatten (que son de origen alemán), es ciertamente un príncipe consuerte”.  A Harry Truman como “un vendedor del bazar Bignoli, pero barato”. De De Gaulle supo decir que era “la altura de Francia”. Sobre Kennedy expresó que “andaba tan lejos de Dios que Dios no pudo asirle de la mano para salvarlo” y de Wiston Churchill que “perdió todas las batallas”.

 

Aludiendo al famoso olvido del embajador Braden dijo que “no olvidó el sombrero, sino la cabeza. De Augusto Vandor expresó que “era una esfinge sin enigma”. De Raúl Matera que era “neuroperonista” y que “fue mariscal sin hacer el servicio militar”.  De Rogelio Coria que “más aceite da un ladrillo” y con respecto a Raimundo Ongaro se preguntó: “¿Para qué quiere verme? Si él conversa directamente con Dios.

 

Scalabrini Ortiz  “ejerció la primera magistratura moral de la Nación”. En cambio Isaac Rojas “era un pedazo de carne con ojos”. El general Velazco “primero era mi amigo; luego era todo lo demás”. A su parecer cuando estaba en Puerta de Hierro Osiris Villegas “vino, vio y no entró”. Ava Gardner, a quién conoció personalmente y que le llamaba excelencia, era “el animal más bello del mundo”. Bemberg, según su juicio “hizo su fortuna traficando con cerveza, lo mismo que Al Capone”. El Opus Dei era “algo así como la catolización del dólar” y Enrique Santos Discéplo “el único poeta mayor de Buenos Aires”.

 Sobre Arnald Toynbee señaló que era “el antes y después de Polibio, con el brío interior de Michelet en sus resurrecciones, y el temple de Gibbon en el manejo maestro de los materiales históricos”.

 Muchas otras frases quedan seguramente en el tintero. En sus último años después de haber alcanzado los mayores honores en la República expresó que “el triunfo no me excita, porque he alcanzado una etapa en mi existencia en que puedo hacer propia la actitud de un filósofo estoico: “he llegado a soportar la victoria”. Estoy en un punto de mi vida en que ni el triunfo me exalta demasiado, ni la derrota alcanza a deprimirme”.

 Y que sirva como colofón.

 

Jorge Castañeda

Escritor - Valcheta

 

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21 de Febrero, 2011    CRÓNICAS

Las banderas del gauchito Gil


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Las banderas del gauchito Gil

 

 

Jorge Castañeda

Escritor - Valcheta

 

Yo soy el gauchito Gil

eco bravo de mi tierra,

por eso mi nombre encierra

un recuerdo varonil.

Es la llama de un candil

de la brava tradición

es roja su condición

como roja su bandera

es la conquista altanera

que rechaza la opresión.

 

Dicen que fui federal

y deben tener razón;

me rebeló la ocasión

al contemplar tanto mal,

la miseria sin igual,

la injusticia y la prebenda

saben dejar sus congojas

por eso las flores rojas

son perfume de una ofrenda.

 

Colgado de un algarrobo

yo soy el Curuzú Gil

buscaron mi muerte vil

más siempre fui un hombre probo.

Yo jamás viví del robo

y nunca usé malas artes.

Hoy estoy en todas partes

y sobre mi no hay disputas:

me recuerdan en las rutas

con banderas y estandartes.

 

 

No me halló la muerte urgente

ni mi vida quedó trunca

no me degollaron nunca

en el amor de mi gente.

Yo siempre estaré presente

al costado del camino

para darle al peregrino

sanidad y buena suerte.

Yo vengo a pialar la muerte

y a cumplir con mi destino.

 

 

 

En todas las rutas del país. En especial de la lejana Patagonia. A la entrada de pueblos y ciudades. La gente con su devoción. Su fe popular más allá de toda razón. Su procesión profana al margen de todas las estructuras religiosas oficiales.

 

 

Con botellas de agua. Con flores rojas. Con banderas coloradas. Viejas costumbres al abrigo que da la necesidad de creer. De tener suerte. De aliviar los problemas y curar las enfermedades y las dolencias. De encontrar trabajo. De arreglar los matrimonios y las desavenencias entre parejas.

 

 

Por eso para todos los paisanos “la difunta es una santa”; San la Muerte impide que pase nada malo; Isidro Velázquez sabe de tender la mano al necesitado; el Maruchito rionegrino nos guarda en el viaje; la Santa Cruz se enciende en el corazón; Ceferino es un santito antes que lo declare el fasto de la Iglesia; por eso la Telesita baila. Bazán Frías, Bairoletto, la Madre María, Pancho Sierra, Gilda y las banderas rojas del gauchito Gil ondean al viento en todos los caminos de la Patria.

 

Las distintas advocaciones de la Virgen. Los santuarios populares. Los milagros. Los dones evangélicos de sanidad. La fe que mueve montañas, esa fe a veces más chiquita que un “grano de mostaza” al decir del evangelio.

 

Están en la esfera del mito. Canonizados por el pueblo. Como símbolo o paradigma para proyectar en ellos los deseos, el dolor, las incertidumbres y hasta la esperanza.

 

Por eso el gaucho correntino (Mercedes) Antonio Mamerto Gil Núñez. Con su banda.

 

Despojando a los ricos para repartir entre los pobres. Con su poncho colorado como buen federal. Porque muerto el Curuzú Gil colgado de un algarrobo cabeza abajo y luego degollado nacería el mito multiplicado en devoción general y en el saludo rutero con tres bocinazos en su honor.

 

Después el culto, las placas, las banderas, las flores rojas de papel y la fe que hasta cura las dolencias y los males, que deshace entuertos. Por eso los santuarios que se cuidan como lugares sagrados y de alguna forma lo son: “un viaje del mito a la realidad y viceversa” como solía decir el gran escritor peruano Manuel Scorza.

 

Por eso la devoción, los festivales chamameceros todos los ocho de Febrero, el sacarse el sombrero con respeto sagrado. Y por eso la poesía popular y las décimas que habrán de perdurar casi en paralelo a la religión oficial y el canon de la Madre Iglesia.

 

 

 

  

 

 

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SOBRE MÍ
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Jorge Castañeda

Escritor nacido en Bahía Blanca (Pcia. de Buenos Aires) el 23 de Agosto de 1.951, se radicó desde el año 1953 en la localidad de Valcheta, Pcia. de Río Negro.

Entre sus obras publicadas pueden citarse, entre otras, "La ciudad y otros poemas", "Poemas sureños", "Poemas breves", "Sentir patagónico", "Arturo y los soldados", "Como Perón en el cuadro", "Poemas cristianos", etc.

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Jorge Alberto Castañeda
Escritor y periodista de Valcheta, localidad ubicada en la Patagonia Argentina
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