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JORGE CASTAÑEDA
Blog de literatura de la Patagonia
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Entradas por tag: cronica
13 de Marzo, 2012    CRÓNICAS

CRONICA DE UN POETA EN LAS GRUTAS



CRONICA DE UN POETA EN LAS GRUTAS

Jorge Castañeda

Escritor

jorgecastaneda20032000@yahoo.com.ar

 

Puedo decir como dijera Scalabrini Ortiz sobre Buenos Aires que “tengo ternuras mías en cada una de las calles del Balneario Las Grutas.

Si bien soy bahiense por nacimiento, valchetero por adopción y grutense por afectos desde hace ya veinte años en este hermoso balneario suelo pasar dos meses de solaz en plena temporada estival. Y he pasado muy lindos momentos cuando compartía la figura tutelar de mi madre y mis hijos y sobrinos (Dios me los dio y no el diablo como dice el refrán) se criaron correteando por la Galería Casablanca en la Tercera Bajada.

Eso cuando la villa no estaba tan desarrollada y crecida como ahora, cuando todavía estaba el viejo avión enclavado arriba de un médano mirando el mar y  los pulperos nos despertaban cada mañana junto a los canillitas voceando el “Río Negro”. Cuando los cañadones   con su presencia útil desaguaban  en el mar sus aguas pluviales y era un rito la lectura del diario y del café en la confitería Janoe en la Galería Antares.

Eran otros tiempos. De bohemia y de amigos que se fueron yendo, porque la vida es así.

No está Víctor Menjolou, -la placita de artesanos lleva su nombre-, falta el querido gordo Héctor Meis –el poeta mayor de San Antonio-, Héctor Izco se llevó sus historias para siempre, Oscar Gutiérrez seguro que estará cantando en otros cielos mejores, doña Lía Mares ya no transita sus calles, don Carlos Sontang tal vez estará soñando en otros lados con sus proyectos y sus emprendimientos.  ¡Cuántas ausencias! Cuando se pasa lista como dice la canción “uno comprende como están de ausentes las cosas queridas”.

Pero a pesar que todo cambia, el balneario Las Grutas tiene siempre un gran encanto, un duende que se pasea por el “golfo más azul del continente”.

Muchos de amigos –varios grutenses y otros sanantonienses, que es casi decir lo mismo- todavía compartimos la mesa con el pan y con el vino, la conversación, los afectos, los libros, el café y la lectura de los diarios. Invariablemente en la casa del doctor Irízar mirando el mar junto al escribano Rubén Baquiero, el ingeniero y doctor Alcides Llorente formamos la cofradía de los aperitivos antes del almuerzo.

Claro que algunas cosas se han perdido, por ejemplo las librerías de libros usados que muchos frecuentamos con verdadero placer. Ya no están. Pero desde los centros de compra hay otras opciones y ahora se venden los libros nuevos y las novedades para las lecturas del verano. Sobre eso una digresión: Actualmente cuando estoy en playa mi curiosidad literaria me lleva a mirar los títulos de los libros que leen los bañistas. ¿Nuestras lecturas -me pregunto- hablarán de nuestra personalidad?

Todavía los partidos de tejo me entusiasman y empleo en ellos tal vez en vano mis mejores virtudes.

Las Grutas es un lindo lugar para vivir. Por supuesto que muchas cosas se van perdiendo con el progreso. Antes no había tanto bullicio y no faltaba espacio. La playa era grande y sobraba para las pocas sombrillas y los juegos playeros. Ahora en cambio estamos todos pegados unos a otro, como sucede en la peatonal y también en la placita de artesanos. Hablando de éstos últimos ¿cuándo tendrán sus propios baños?

Claro que Las Grutas tiene muchas falencias, eso también debemos decirlo. Los precios desmedidos en algunos comercios, si bien no se debe generalizar porque hay comerciantes responsables y que venden a precios normales.

Los alquileres onerosos para las comodidades que se ofrecen. Los cortes recurrentes de energía, la falta de agua, los desbordes de los líquidos cloacales, la falta de más cajeros automáticos y que funcionen como se debe, la carencia de combustibles y otros inconvenientes que muchas veces complican a los turistas que viene precisamente a descansar.

Y si descansar hablamos ¡son insufribles los perros en la playa!

Pero una de cal y otra de arena: hay cada vez mayor conciencia de mantener limpia la playa y muy bueno el desempeño de los agentes que se ocupan del tema como también de mantener limpios los cordones de las veredas. Un ejemplo a imitar.

Un ítem muy importante es la calidad de los espectáculos artísticos y la puesta en valor de la Fiesta Nacional del Golfo Azul. La posibilidad de poder presenciar la actuación de artistas nacionales para todo gusto y edades.

En la peatonal veo que faltan más artistas callejeros. Pero la estatua viviente persiste en encantar a niños y mayores. ¿Vendrá también esta temporada el cine en la playa?

Lo destacado: las esculturas en madera que se están emplazando en la avenida Río Negro. ¡Qué bueno es compartir un espacio con el arte! Faltarían más murales.

Eso sí, este año ha faltado la oferta de pescado fresco que en temporadas anteriores ofrecían los pescadores artesanales. ¡Una lástima!

Por supuesto que en esta breve crónica habrá muchas omisiones, pero quiero nombrar a otros amigos entrañables, para que no me reclamen: Jorge Incola, -escritor y forjador-, Beto Noy, con sus Grutynos y sus sueños,  Salvador Cambarieri –cineasta-, el Pato Mirano con su casa artesanal y de baño redondo, actor y “gauchito Gil”. Y hay más, muchos más.

Me gusta el balneario Las Grutas, porque decía mi amigo el Tilo “los mares de alguna forma nos unen”. Llevo en mi corazón el Napostá de mi ciudad natal, las verdes alamedas de Valcheta y el mar azul del golfo de San Matías. ¿Qué más puedo pedir?

 

 

 

 

 

 

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31 de Mayo, 2010    CRÓNICAS

UNA CRONICA REDONDA



 

UNA CRONICA REDONDA

 

 

Jorge Castañeda

Valcheta

 

Fulbo, balón, el útil, el proyectil, la bocha, pelota, la menina, el esférico, la redonda, la globa, rellena de estopa o de paja, de vejiga de buey inflada, de papel, de plástico, de lata vieja de leche Nido, de trapo con cobertura de medias viejas de mujer, de goma saltarina, de cuero flor, de poliuretano sobre espuma de polietileno, de setenta centímetros de circunferencia y algo menos de medio kilo de peso, y preferentemente de gajos con forma de hexágonos de colores negro y blanco. Casi nada. Para el ingenio de Teseolini, Valbonesi y Polo, tres ilustres cordobeses de Bell Ville que la inventaron sin tientos para alivio de los jugadores.

 

Avestruz sin patas, hermana del botín, prolongación del pie, luna de la cancha, globo con peso, burbuja de cuero, moneda que salta, nido de hornero sin agujero, disco que vuela, misil que se dispara, circunferencia que bota, bola en movimiento, escarabajo gigante, erizo sin púas, glóbulo de aire, círculo de alegría, melón que no se cala, balero sin hilo, doncella esquiva, tondo que se desplaza, redondel de mariposas, muñeca brava, esfera que se disputa, sandía que se juega, rosetón de catedral que se patea, globo terráqueo que se ataja, prima donna del juego más maravilloso del mundo.

 

Para enviarla al área contraria, para tocarla y pasarla, para meter un caño, para darle de bolea, para que vuelva con la pared, para divertirse, para peinarla de cabeza, de palomita, para bajarla con el pecho y devolverla al arquero, para la magia de la gambeta, para la media vuelta, para la chilena, de taquito, para acariciarla, para darle de media cancha, para meterla desde el otro arco, para darle comba de gol olímpico, para sacarla airosa de la sombra fugaz del túnel, para shotearla desde el punto penal, para romper la red, para encajarla en el ángulo, y hasta para dejarla picando.

 

En la cancha, en el baldío, en la mano de Maradona, en el pecho de Obdulio, en el patio de la escuela, en el zaguán, en la terraza, en la playa, en el dormitorio, en la sala de estar para romper jarrones, en el jardín, en una baldosa para hacer jueguitos, en el alma.

 

En el beso de Pelé, en las manos enguantadas del arquero, en un pibe de barrio de cualquier color y continente, o afuera hecha monumento en el jardín de la casa de Di Stéfano. Ella, porque ella es mujer y necesita mucho amor. Por eso “venga hijita”, “gracias vieja”.

 

Reina para los príncipes “la que corre es ella”. Potranca redonda “cuando ella venía, yo la dominaba”. Aro de fuego “si la maltratas te rompe la pierna”. Novia furtiva “la trataba con tanto cariño como trato a mi mujer”. Ambrosia necesaria “yo sin ella, soy como un recién nacido sin chupete”. De forma atractiva “como las mujeres es cosa gustosa”. Pura como la madre “la pelota no se mancha”.

 

Pelota linda, naranja con gajos, humilde o reglamentaria, emperatriz de la cancha, doncella o hetaira, balón de ilusiones, señora o percanta, la Divina Proporción cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna, sin que le busquen la cuadratura a su círculo de fiesta, a rodar por el césped, por los estadios, modernos coliseos del deporte, por las tribunas, por los potreros, y más linda que un sol que nunca encandila a rodar por el año mundo para seguir haciendo jueguitos en un rincón grande del corazón.

 

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06 de Agosto, 2009    CRÓNICAS

CRONICA DE LA OTREDAD

CRONICA DE LA OTREDAD

 

Jorge Castañeda

Valcheta

 

 

A veces se hace difícil entender al otro. Lo vemos como un extraño. Y cuando no lo desdeñamos estamos prestos para la descalificación no solo injustificada sino también apresurada y a veces inoportuna.

 

El problema radica esencialmente en la intolerancia y en la falta de respeto y comprensión por las ideas, los gustos o las actitudes de nuestros semejantes.

 

Es también cierto que el sistema imperante nos ha impuesto un individualismo atroz y salvaje donde solamente nosotros somos los dueños de la verdad olvidando que en realidad “la verdad o la tienen todos o no la tiene ninguno”.

 

Parte de la cuestión es que nos hemos convertido en “adoradores de nuestra propia virtud” teniendo de nosotros mismos una opinión más alta de lo que en realidad somos y tendemos a considerar que todos los que no compartan nuestra forma de ver las cosas están equivocados.

 

Por eso hay en las relaciones cotidianas cierto desprecio al otro. No lo vemos como nuestro prójimo sin darnos cuenta que los mismos defectos y virtudes que él tiene también las tenemos nosotros.

 

En esta negación de la otredad, cuando hablamos, solamente nos escuchamos a nosotros mismos y atendemos a nuestras propias razones, sin siquiera elaborar mentalmente si lo que nos están diciendo es razonable o no, cortando toda forma posible de diálogo y entendimiento.

 

Subestimamos su forma de pensar, reprobamos sus gustos artísticos e intelectuales, criticamos sus actitudes ante determinadas circunstancias, descalificamos sus opiniones políticas y levantamos una muralla ante todo lo que nos parezca “distinto”.

 

Y con esa perspectiva acotada vamos de lo individual a lo general invalidando procesos históricos, sacando de contexto las acciones, cayendo en generalizaciones sin grandeza donde el mundo que nos rodea se hace sectario y sesgado.

 

Pareciera que tenemos miedo por los otros, tal vez porque no queremos reconocer que hay otras formas de concebir el mundo y más armónicas de vivir. Por eso cuestionamos a las otras personas e invalidamos los libros que leen, los gustos que tienen y en especial sus actitudes.

 

La otredad es un valor negación opuesto a la tolerancia, la comprensión o la  solidaridad que ha hecho y sigue haciendo mucho daño a una sociedad organizada.

 

Es necesario cambiar íntimamente nuestras actitudes mezquinas para comenzar a transformar los límites de nuestra familia, de nuestra ciudad y de nuestro país, porque tal vez en estos momentos difíciles como decían los intelectuales de principios del siglo pasado solo “el acto cuenta” ante la caída de los valores morales que fueron los pilares básicos de nuestra sociedad.

 

Para eso es necesario cambiar el “yo” por el “nosotros” y comenzar a ver a los que nos rodean con ojos nuevos, porque la vida necesita de la relación y la relación de la comprensión y del entendimiento mutuo.

 

Un mundo mejor se construye cuando entendemos como decía Cervantes a través de su genial escudero Sancho Panza que “cada uno es como Dios lo hizo y a veces mucho peor”.

 

Y si nos ponemos en serio en el lugar del otro encontraremos la verdad evangélica de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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SOBRE MÍ
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Jorge Castañeda

Escritor nacido en Bahía Blanca (Pcia. de Buenos Aires) el 23 de Agosto de 1.951, se radicó desde el año 1953 en la localidad de Valcheta, Pcia. de Río Negro.

Entre sus obras publicadas pueden citarse, entre otras, "La ciudad y otros poemas", "Poemas sureños", "Poemas breves", "Sentir patagónico", "Arturo y los soldados", "Como Perón en el cuadro", "Poemas cristianos", etc.

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Jorge Alberto Castañeda
Escritor y periodista de Valcheta, localidad ubicada en la Patagonia Argentina
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