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JORGE CASTAÑEDA
Blog de literatura de la Patagonia
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Mostrando 21 a 30, de 38 entrada/s en total:
27 de Junio, 2011    POEMAS

LA DIGNIDAD DEL AMOR

Cada fábrica cerrada

Es una rabia mayor

Es un llanto que se oxida

Sobre la cruz del portón.

 

 Cada fábrica cerrada

Es una angustia un dolor

Una impotencia sin nombre

Un pecado sin perdón.

 

 

Cada fábrica que se abre

Hará crecer la ilusión

Hará la vida más digna

Y al tiempo lo hará mejor.

 

 

Cada fábrica que se abre

Requiere un gesto de amor

Si vamos codo con codo

Habrá de salir el sol.

 

 

Cada fábrica que se abre

Es abrir el corazón

Sembrar hechos solidarios

Como plantar una flor.

 

 

Cada fábrica que se abre

Es un gozo una emoción

Un cielo recuperado

Donde nace la canción.

 

 

 

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06 de Junio, 2011    POEMAS

LA MUJER CON ALCUZA

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LA MUJER CON ALCUZA

 

Jorge Castañeda

 

 

Me persigue por las noches

Con tenaz obsesión.

Ya no me sorprende

Con su silencio quieto.

Yo la espero resignado

Y ella solo me mira.

O me parece.

 

Es la mujer con  alcuza.

 

Si estoy recostado en mi cama

Dormitando o leyendo

De pronto se aparece

Vestida como siempre.

Se tiende frente a mí.

Sube la pared

Hasta suspenderse

Cerca del cielorraso.

 

Es la mujer con alcuza.

 

¿Por qué me miran sus ojos?

¿Qué significa el color de su rebozo?

¿Por qué cuando  despierto

Por las madrugadas

La encuentro?

¿Acaso el pintor

Ha compuesto este retrato

Pensando en mí

O en don Dámaso Alonso?

 

Es la mujer con alcuza.

 

 

Su misterio me perseguirá siempre.

¿Qué lleva en su recipiente?

¿Agua o aceite?

 

 

 

 

 

 

 

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03 de Junio, 2011    POEMAS

TRIUNFO “LA VERANADA DE LOS PAISANOS”

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TRIUNFO “LA VERANADA DE LOS PAISANOS”

 

 

Jorge Castañeda

Valcheta (RN)

 

 

Allá van los paisanos

Con su silencio

Con su silencio.

 

 

Andan de veranada

Con sus arreos

Con sus arreos.

 

 

Llevan lo necesario

En el pilchero

En el pilchero.

 

 

El viento no los frena

Ni en el repecho

Ni en el repecho.

 

 

Saben cuidar la hacienda

Los ovejeros

Los ovejeros.

 

 

Andan por los caminos

Entre los cerros

Entre los cerros.

 

 

Van buscando los valles

De pastos tiernos

De pastos tiernos.

 

 

Si han llegado a destino

Bajan los cueros

Bajan los cueros.

 

 

Arreando sus majadas

Los criollos nuestros

Los criollos nuestros.

 

 

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30 de Mayo, 2011    POEMAS

LA LAGUNA AZUL

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LA LAGUNA AZUL

 

Jorge Castañeda

Valcheta (RN).-

 

 

 

La laguna tiene un duende

Que nos impide pasar,

Hay que dejar una ofrenda

Si se quiere continuar.

 

 

Es la tropilla invisible

Que baja para abrevar

Sus belfos y sus relinchos

No se pueden olvidar.

 

 

Es el Señor de las Aguas

Que la sabe custodiar.

Hay que tener buena suerte

Si se pretende pasar.

 

 

Laguna de la meseta

La debemos respetar

Todo tiene su misterio

Y ella también lo tendrá.

 

 

La laguna tiene un duende

Que sabe de recalar

Cuando la luna se esconde

Y rige la oscuridad.

 

 

Telarañas de la noche

¿Tropilla donde andarás?

Algún cigarro de ofrenda

Te debemos propiciar.

 

 

La laguna tiene un duende

Que espera en la soledad

Si le dejo algunos vicios

Nada me habrá de pasar.

 

 

 

 

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16 de Mayo, 2011    CRÓNICAS

La temible salamanca del Gualicho

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La temible salamanca del Gualicho

 

Jorge Castañeda

Escritor - Valcheta

 

El Gran Bajo del Gualicho. La travesía horrible al decir del cacique Casimiro donde solo quedaban las blancas osamentas de los atrevidos que se internaban en ella. Jornadas bajo el sol ardido de los veranos y el cloruro de sodio enloqueciendo a hombres y bestias. El lugar de la “casa del diablo.”

Gualicho, el Alto Dios de los tehuelches, traducido como la “giradora” o “circunvolucionadora”, porque al decir del Profesor Rodolfo Casamiquela la figura era femenina. La casa del Gualicho, guarida temible de un Dios irascible, el  “Ulüngasüm” de los tehuelches.  Autor de las figuras rupestres, del viento en los cañadones, de la sal de las sierras, “el que secuestraba a los niños, el que poseía el poder de petrificar y auto petrificarse a su antojo, gigantesco en su faz maligna, femenino claro, pétreo, a él pertenecen los huesos petrificados envueltos en su carne (toba), que se manifiesta en la muerte de sed en las travesías y por eso había que propiciarlo.”

Es el “epehuén geyú”, el allí es Gualicho, que observó el Perito Moreno y otros viajeros. Así lo vio Claraz en el diario de su viaje al río Chubut cuando escribió que “en el fondo del Bajo existe una capa de yeso y en ella muchas conchas. Bajo tales capas sobresalientes los indios colocaban antes sus ofrendas; pero ahora la capa ha caído. Sin embargo, ellos siguen ofrendando en ese lugar. Lo denominan la “vivienda del Diablo.”

Los indios tienen que pasar allí la noche en toldos, maneando bien todos los caballos y tienen que llevar agua para su uso. Llaman a este paradero “pelado”. Creen que el diablo es el dueño de este bajo y que les hace toda clase de malas jugadas. Hace que pierdan los caballos y se encuentren en apuros. Por eso ofrendan crines, para que los caballos no se fatiguen, y trapos y jirones que arrancan de sus ponchos o trajes, para que no les suceda nada malo. Introducen todo esto con el cuchillo en las blandas capas de yeso e imploran al dueño del bajo para que les sea propicio.”

El salesiano Pedro Bonacina contaba que partió del Fortín Castre para Valcheta y que “a llegar a la mitad del camino me detuve a descansar en la Piedra del Gualicho. Bajé de la mula y me puse a observar lo que había arriba de esas piedras: encontré una caja de fósforos, un pañuelo de mano y un papel de cincuenta centavos, todo dejado por los viajeros que han pasado por aquí.”

Casamiquela precisa que el sitio conocido como la Salamanca del Gualicho se ubica aproximadamente en el deslinde de los lotes 5 y 6 de la Sección I Colonia de San Antonio Oeste. El lugar queda a unos 60 km. al sur del paraje El Solito, en el extremo oeste del salitral o Gran Bajo del Gualicho. Existen dos grupos de pobladores más o menos cercanos que viven en la margen norte del bajo. El primero, cerca de la laguna del zorro (doña Ana Gaviña y familiares), es probablemente el más próximo (3 leguas), pero no nos pudo facilitar medios para llegar hasta la piedra del Gualicho misma. El otro está integrado por la viuda de Beltrán y por el señor Honorio Beltrán (este último fue el que nos acompañó a caballo como baqueano). Desde la casa de Machado hasta la piedra del Gualicho hay aproximadamente 4 leguas y en el recorrido se pasa junto al jagüel de Eldo Gaviña, más o menos a mitad de camino.”

Macedonio Belizán, un pionero de la zona de Valcheta le supo contar a la historiadora Josefina de Ballor que “Yo trabajaba en jagüeles, por la laguna “La Escondida”, viniendo con dos carros del Bajo del Gualicho, en una oportunidad a unos setenta metros del camino, sobre mano derecha, observé una piedra blanca que brillaba igual que un cristal. Estaba rodeada de paredones de piedras, con una puerta a la salida del sol; nos bajamos los cuatro carreros que me acompañaban: Gaspar Mailín, Ignacio Zárate, Juan Linares y yo. La piedra tenía un escrito, decía que todo el que pasara, algo debía dejar, para poder seguir.

“Los cuatro hombres rodeamos la misteriosa antigüedad. Había a su alrededor monedas, cajas de fósforos, colas de caballos, géneros, botellas conteniendo líquido, tabaco, cigarros, también prendas personales. Gaspar Mailín, incrédulo de lo espiritual se rió; se tomó el atrevimiento de levantar las monedas y guardárselas. Salimos del lugar, como a 500 metros desatamos los animales para almorzar; sobre las 15, preparamos el regreso, atamos los caballos… estos no dieron un paso adelante!  Empacados, no hubo forma de que anduvieran. Nos tomó la noche; al otro día tuvimos que hacer 25 km. hasta “La Escondida” en busca de agua; tomamos nosotros y le dimos a los animales; en un descuido nuestro Mailín devolvió las monedas; pero, la verdad es que tuvimos tres días de castigo, que no pudimos salir.”

La temible Salamanca del Gran Bajo del Gualicho, esa que supo reconocer y merodear Bernabé Lucero, “el salamanquero”, toda una leyenda de los pagos rionegrinos.

 

 

 

 

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13 de Diciembre, 2010    CRÓNICAS

La Biblia y el aborto

La Biblia y el aborto

 

Jorge Castañeda

Escritor – Periodista

Valcheta

 

 

Pocas veces en la Biblia se menciona la palabra aborto y en las contadas excepciones que sí lo hace no es en el contexto ni con el significado que esa palabra tiene tal como la conocemos hoy día.

 

La primera mención se hace en el libro de Éxodo, Capítulo 21, versículos 22 al 25, y es casi una copia del Código de Hammurabi donde se castiga al aborto con una sanción económica, cuya importancia varía según la categoría social de la mujer, donde únicamente cuando ésta es hija de un gran señor y muere en el parto, la hija del causante del mismo es condenada a muerte.

 

El texto en cuestión según la versión de la Biblia de Jerusalén traduce que “Si, en el caso de una riña, alguien golpea a una mujer encinta, provocándole el aborto, pero sin causarle otros daños, el culpable deberá indemnizar con lo que le pida el marido de la mujer y determinen los jueces. Pero si se produjeren otros daños entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, cardenal por cardenal”. Es decir se aplicará la ley del talión.

 

El comentario anexo a dicho pasaje aclara que el aborto “no era un problema ético en la Biblia, pues mantener el crecimiento de la población era una prioridad del pueblo judío”.

 

Al respecto en la Biblia de Estudio Vida Plena se menciona que “por el término “abortar” se refiere al alumbramiento prematuro debido al daño contra la mujer encinta”

 

Algunos teólogos entienden que en este pasaje “se considera como un ser humano al hijo no nacido” y es de destacar que este es el único caso en todo el libro de la ley que se pide la pena de muerte para el homicidio accidental.

 

Pero como veremos hay una total coincidencia en todos los estudiosos que en ninguna parte de la Biblia se hace mención explícita a la práctica del aborto tal como la conocemos en la actualidad ni mucho menos al derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo.

 

La otra cita la debemos al apóstol Pablo cuando en la primera epístola a los cristianos de la ciudad de Corinto hablando de las apariciones de Cristo después de haber resucitado y habiéndose aparecido a Jacobo y a todos los demás, dice según la versión Reina-Valera que “Y al último como a un abortivo, me apareció a mí”. Más clara la Biblia de Jerusalén expresa textualmente que “y en último término se me apareció también a mí, que soy como un aborto”. 1 de Corintios 15 – 7:8.

 

Al respecto conforme al comentario de la versión de Jerusalén dicho término debe entenderse como “una alusión al carácter anormal, violento, quirúrgico de su vocación y que Pablo no establece diferencia alguna entre la aparición del camino a Damasco y las apariciones de Jesús entre la Resurrección y la Ascensión”.

 

Como vemos está bien claro que las pocas menciones que se hace en la Biblia sobre el aborto están enmarcadas en el contexto de la época donde la leyes del Antiguo Oriente babilónicas y asirias “castigaban cuando se maltrataba a una mujer grávida, distinguiendo varios matices de pena, según fuesen las consecuencias sufridas por la lesionada. En las leyes asirias se trata solamente del aborto de la hija de un señor por causa de otro; éste pagará una crecida multa, recibirá cincuenta azotes y trabajará para el rey durante cincuenta días, o su mujer recibirá el mismo trato, compensando la pérdida del feto con su vida; si la accidentada muriera, el culpable recibirá la muerte”

 

 Como podemos apreciar entre los antiguos solamente se reglamentaba la penalización del aborto cuando era provocado por terceros, pero nada se dice cuando en forma voluntaria la mujer decidía abortar.

 

 Sería apropiado agregar que el verbo hebreo usado para el caso, “yatsa”,  traducido abortare en muchas versiones castellanas significa “salir”, y realizando una lectura literal del pasaje sería “de manera que su fruto salga”.

 

Algunos teólogos y especialistas en Biblia opinan que Dios protege la vida aún desde el mismo vientre materno trayendo a colación alguna que otra cita de los llamados textos poéticos como los del libro de Salmos y de Proverbios.

 

Con respecto al debate que necesariamente debe darse en nuestra sociedad sobre este tema tan importante se debe aclarar que una cosa es estar a favor de una ley de despenalización del aborto y otra cosa muy distinta es estar a favor del aborto.

 

Hay al respecto muchas opiniones y matices y todas deben ser escuchadas y atendidas en el marco de la tolerancia y el respeto.

 

Una sociedad que atiende responsablemente a los temas más urgentes relacionados con los derechos individuales, sin lugar a dudas está trabajando para su propio porvenir.

 

 

 

 

 

 

 

 

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02 de Diciembre, 2010    CRÓNICAS

LAS NOCHES TERRIBLES DE LA HUMANIDAD

 

 

LAS NOCHES TERRIBLES DE LA HUMANIDAD

 

 

Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta

 

 

A lo largo de su decurso la historia de la humanidad ha conocido momentos de gran esplendor y otros de decadencia y horror. Estos últimos perpetrados generalmente al amparo de las sombras de la noche tal vez para ocultar tanta barbarie y locura, dando nombre a varias de ellas de las cuales debemos de tener memoria para que nunca más vuelvan a suceder.

 

“La noche de San Bartolomé” perpetrada al amparo del fanatismo religioso y político de los tiempos de la Reforma constituyó una de las más grandes matanzas de la historia. Precisamente la palabra hugonote proviene de huguenot y ésta de eidgenossen, confederadas, por la alianza entre Ginebra, Friburgo y Berna bajo el estandarte de la fe protestante.

 

A la una y media de la mañana del día 24 de agosto de 1572 la campana de rebato de Saint-Germain dio la señal de degüello. Se habían establecido listas para que nadie pudiera escapar. En  París perecieron, en escenas horribles, casi cuatro mil hugonotes y otros miles en provincias, sobre todo en Lyón y Orleáns.

 

“París parecía una ciudad conquistada –dice Tavannes-. Cuando se hubo limpiado la sangre comenzó el saqueo. Príncipes y señores, tanto gentileshombres, arqueros, soldados de la Guardia, como toda clase de gente y de pueblo mezclados, saquearon, destrozaron y mataron en las calles”. Felipe II envió sus felicitaciones. “Es una de las mayores alegrías de mi vida entera”. Y en Roma el Papa Gregorio XIII hizo cantar un Tedeum. La ortodoxia vencía a la caridad.

 

“La noche triste de Tenochtitlan” en cambio había ocurrido en América el 30 de Junio de 1520 casi 50 años antes, pero es de otra factura y menos cruenta. Pasó a la historia  cuando después de la orden de Cortés de marchar por un puente de canoas hasta Tacuba, fueron descubiertos por los aztecas y se desata una batalla tan sangrienta y feroz, bajo una nube de flechas, que en su intensidad algunas lagunas se habían convertido en un cementerio de huesos humanos. Se estima que las pérdidas españolas fueron considerables, afirmando Bernal Díaz del Castillo que murieron más de la mitad de los soldados españoles y sus indios aliados. El capellán Francisco López de Gomara menciona a unos cuatrocientos españoles y más de cuatro mil nativos. 

Al régimen Nacional Socialista Alemán de Adolfo Hitler debemos ya casi a mediados del siglo XX otras dos noches negras en la historia de la humanidad.

La primera denominada “la noche de los cuchillos largos” acaeció el 30 de Junio de 1934 en que se asesinó a un grupo de hombres pertenecientes a la elite política de Hitler  liderados por el jefe de SA, Ernst Röhm. Se estima que aparte de su jefe fueron muertos unos doscientos partidarios de las SA.

 

Cuatro años más tarde, el 9 de Noviembre de 1938 sucede “la  noche de los cristales rotos” donde se producen estallidos de violencia contra judíos. Se registra que en dos días más de siete mil comercios fueron rotos y saqueados, doscientos cincuenta sinagogas quemadas y cientos de judíos asesinados. La mañana posterior a los pogroms treinta mil de ellos fueron arrestados y enviados a campos de concentración.

 

A los argentinos nos cabe haber legado a la historia otras dos noches trágicas que desastrosas consecuencias posteriores.

 

La primera es recordada como “la noche de los bastones largos” y fue el desalojo de cinco facultades del la Universidad de Buenos Aires acaecida el 29 de Julio de 1966 bajo el gobierno de facto del General Juan Carlos Onganía.

 

La represión fue sumamente violenta sobre todo en Ciencias Exactas y Naturales y Filosofía y Letras. Fueron detenidas cuatrocientas personas y destruidos los laboratorios y las bibliotecas universitarias. En los meses siguientes cientos de profesores y científicos fueron despedidos, renunciaron a sus cátedras o se fueron del país. Entre ellos muchos de un notable prestigio internacional como Rolando García, Sergio Bagú, Manuel Sadosky, Gregorio Kilomvsky,  Tulio Halperin Donghi, Risieri Frondizi, Eugenia Kalnay y otros muchos.

 

Por último el 16 de Septiembre de 1976, hace 34 años, se producía “la noche de los lápices”, donde la represión del régimen militar se descargó con especial violencia sobre los estudiantes secundarios, que fueron secuestrados, torturados y aniquilados. La causa: peticionar por el otorgamiento del boleto estudiantil secundario.

 

La memoria debe servir para no repetir estos hechos lamentables y para que la humanidad al decir de Rimbaud, el más abandonado y miserable de todos los poetas, pueda  al  salir de la noche  “encontrar al amanecer   las iluminadas espléndidas ciudades”.

 

 

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30 de Noviembre, 2010    CRÓNICAS

TODO CAMBIA. HASTA LA ORTOGRAFIA

 

 

TODO CAMBIA. HASTA LA ORTOGRAFIA

 

 

Jorge Castañeda

Escritor - Valcheta

 

 

 

He leído el borrador con las nuevas normas ortográficas que está preparando la real Academia Española de la lengua con sus 22 academias correspondientes.

 

Todo cambia. Y más los idiomas que están vivos, porque sin duda los académicos recogen los nuevos términos, acepciones y reglas ortográficas del habla popular.

 

Sin embargo siempre habrá quienes estén de acuerdo con los cambios y quienes no, como en mi caso personal que cuando fue necesario hice una defensa intransigente de la letra Ñ, y no solo por estar presente en mi apellido.

 

Para mí, en recuerdo de mi paso por las aulas escolares, la i siempre será griega o latina por varias razones, entre ellas la de mayor fundamento es porque no me suena bien decir ye, aparte de tener que memorizar de nuevo el abecedario con las nuevas normas académicas.

 

Al respecto de esta vigésima octava letra, deberíamos agradecer a los griegos por habernos prestado tal denominación tomada de su ípsilon, con justeza también llamada “letra de Pitágoras” o “árbol de Samos”, que aludiría a que la senda de los hombres se dividiría en dos como solía enseñar el genial filósofo e indicaría la grafía de la letra en cuestión.

 

Con respecto a suprimir  la letra “b” como larga o alta y denominar “uve” a la corta o baja, no me parece tan mal sólo que hay que volver a acostumbrarse a llamarla de esa forma como antes se hacía y que las docentes ya jubiladas lo deben recordar muy bien. Además a mí me cae bien por su similitud con “uva”, el noble fruto de la vida y madre del vino, que al decir de Lin Yutang arregla todas las disputas.

 

No estoy  de acuerdo con suprimir las tildes en ciertos monosílabos que llevan diptongos como por ejemplo “truhán”, porque sin la misma su pronunciación se puede prestar a confusión.

 

En el caso de omitir la separación de los prefijos ex y anti, me parece que en algunos casos daban una idea más fiel de la situación aludida, por ejemplo ex marido. Otros han sido verdaderos visionarios como el poeta y escritor chileno Nicanor Parra que adelantándose como Julio Verne a los nuevos cambios supo escribir sus “antipoemas”, así todo junto.

 

Me opongo también a capa y espada a la eliminación de la “q” cuando representa el fonema “k”. Para mí siempre será Iraq. Y sería demasiado caro y engorroso cambiar la palabra en toda la cartografía.

 

Y como secretario legislativo del Concejo Deliberante de Valcheta mi mayor objeción sería cambiar quórum por “cuórum” que por un respeto a la herencia cultural del latín seguiría escribiendo siempre de la misma forma.

 

Por supuesto que también estoy en contra de toda exclusión –aunque sea la de las letras- pues me parece que sacar del alfabeto a la “ch” y la “ll” es toda una impertinencia, aunque conserven su pronunciación.

 

Quitar la tilde en la conjunción disyuntiva “o” me parece una decisión acertada, porque no cambia nada como en otros monosílabos.

 

También manifiesto mi acuerdo en suprimir la tilde en la tilde en “sólo”. Sería mejor.

 

Lo recuerdo al Premio Nobel Juan Ramón Jiménez que tanto bregó para unificar la “g” y la “j”, a su colega Gabriel García Márquez por desterrar la ortografía, a nuestros Roberto Arlt y César Bruto que supieron desacartonar el castellano y también por supuesto al genial Roberto Fontanarrosa que supo en una alocución inolvidable dejar establecido que las palabras son solamente eso, palabras, ni buenas ni malas. Solo palabras.

 

 

 

 

 

 

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29 de Noviembre, 2010    CRÓNICAS

LA OTRA ARGENTINA

LA OTRA ARGENTINA


Jorge Castañeda

Escritor – Valcheta (RN)

 

Aparte de la que reseñan los columnistas John Carlín y Carlos Pierini en el diario El País de España, debemos señalar que también hay otra Argentina, más allá de aquella de Diego Maradona y la que se exhibe en la literatura no neutral que tanto solaza a la Presidenta Cristina Fernández.

 
Los historiadores sostienen que el nombre de la República Argentina deriva del río de la Plata, porque se creía que éste “abría el camino más directo hacia la sierra del Plata, supuesta, (y luego hallada en el Alto Perú)”.

 

Como es sabido, el término “Argentina” proviene del latín “argentum” que significa plata.

 
Algunos aducen que la primera vez que se usó dicho vocablo fue a principios del siglo XVII por el cronista Ruy Díaz de Guzmán, autor de una historia que tituló “Del descubrimiento, población y conquista del río de la Plata”. Otros afirman que dicha pretensión pareciera carecer de validez “dado que su uso en el título sólo aparece en un  período posterior y no el original”.

 
Lo cierto es que fue aplicado por primera vez al territorio actual en una especie de crónica rimada escrita por el arcediano Martín del barco Centenera con el extenso título de “Argentina y conquista del río de la Plata, con otros acaecimientos del los reinos del Perú, Tucumán y Estado del Brasil”, publicada en la ciudad de Lisboa en 1602.

 

Como ya es sabido el nombre de Argentina es consagrado en forma definitiva en 1852 por el Congreso de Paraná y cuando se dicta la Constitución Nacional para la Confederación Argentina.

 
Hoy como bien lo señala la nota antes citada la realidad cotidiana de la Argentina visible en el ocaso de su decadencia nos interpela en las noticias de los medios y nos hace repensar en otras épocas pretéritas cuando su augusto nombre tenía significado de prosperidad y de grandeza.

 

La Patria que vislumbraron nuestros próceres, la fecunda que forjaron los hombres del 80, la invisible para definirla conforme a Eduardo Mallea, escritor seguramente no del agrado de la señora Presidenta, esa que “habitada por hombres y mujeres jóvenes que viviendo en la zona subterránea donde se prepara toda fuente, llevan de ella una idea de limpia grandeza y a quienes alguna vez rebeló la indignidad de los que la engañan y trafican”.

Esa Argentina a la que le decimos junto con el poeta José María Castiñeira de Dios “Yo te incito a romper las cadenas ocultas/ y a exorcizar el maleficio,/ y a soltar las maneas,/ para que sean eternos los laureles de gloria/ que otros hombres mejores/ nos legaron un día!”

 

Esa Argentina comparada por Mallea con un pueblito del interior con su plaza, sus habitantes dormidos, su cementerio, su escuela, y esa iglesia fundada por el padre Francisco de Paula Castañeda, tan abandonada materialmente como espiritualmente por la “impiedad de sus fieles, sin caridad y sin misericordia” representando una traición al fraile de la “santa furia” y más que nada una traición a los fundadores de la nación.

 
Porque dice el insigne escritor y ensayista y vale la pena citarlo que “aquel pueblecito argentino era un símbolo. Aquel pueblecito era el símbolo de un terrible sopor, el reverso exterior de una realidad, el símbolo de un sopor envuelto en el representar dada día más ruidoso de la apariencia, del vocerío, los banquetes, la política, la farsa social, el boato farisaico; aquel pueblecito, en el que estaba, entre otros males, corporizada una traición a Castañeda, era el símbolo de la traición inferida a la dignidad severa, consciente, constructiva, de nuestros hombres primeros, que no se parecen a los actuales visibles, sino a los actuales invisibles, a la naturaleza de nuestro hondo pueblo y no del superficial”.

 “Aquel pueblecito era el símbolo de la emotividad estancada, invertebrada”.

“Aquel pueblecito, en fin, era el símbolo del estado de Lázaro antes de resucitar, esto es de un estado de muerte, pero de muerte redimible”.

 
“Porque la parábola de nuestro país es la parábola de Lázaro y del rico Epulón. El rico Epulón comía en su palacio, en cuyas graderías de entrada se sentaba Lázaro el mendigo, con sus llagas comidas por los perros, a la espera de las migajas del festín. Y al fin el rico y Lázaro murieron y fueron iguales en la sepultura. Aunque no igualados en la eternidad de sus destinos, porque el uno fue sepultado en el infierno y el otro llevado al seno de Abraham. Entonces, en los tormentos, el rico pidió que le mandaran a Lázaro para que echara agua en sus llagas y le refrescara la lengua. Y le respondió Abraham: “Hijo, acuérdate que recibiste bienes durante toda tu vida, y Lázaro, al contrario males; y ahora éste es consolado y tú atormentado, fuera de que, entre nosotros y vosotros está de por medio un abismo insondable”.

 
“Así, los que conocen en nuestra tierra el sentido severo de la vida, los que no dormitan, los que sufren por tener conciencia de cierta pasión sacramental, los íntegros, los invisibles, los enfermos de honradez, los que viven separados por un abismo insondable del rico Epulón, son la parte no futura, sino ya salvada, de nuestro país, como Lázaro el mendigo”.

 
En esa otra Argentina invisible y subterránea vivieron hombres desgarrados como Leopoldo Lugones, como el sanitarista Ramón Carrillo, Leopoldo Marechal, Manuel Ugarte, Ezequiel Martínez Estrada, Raúl Scalabrini Ortiz y el doctor René Favaloro entre otros ciudadanos ilustres y millones de argentinos, jóvenes y ancianos de todos los oficios y profesiones que cada día persisten con su trabajo cotidiano para tener un país que merezca ser vivido.

 

En estos días de impotencia y de frustraciones, de descalificaciones desde las alturas del poder por pensar distinto, donde en forma cotidiana se observa la decadencia que lastima y rebela, se hace necesario repensar los destinos de la Nación para recuperar aquel augurio primigenio que su nombre representa.

 
Más allá de Maradona y sus metáforas que podamos decir como el poeta Castiñeira de Dios que “Ya en el aire se huele como un advenimiento/ y la noche apesebra/ la navidad del día/ es que viene creciendo/ un río por debajo de tu forma doliente/ y su luz ya desborda las esclusas del tiempo”.

 

 

 

 

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23 de Noviembre, 2010    CRÓNICAS

LOS PUEBLOS ORIGINARIOS EN LA GRAN LITERATURA

 

 

LOS PUEBLOS ORIGINARIOS EN LA GRAN LITERATURA

 

Jorge Castañeda

Valcheta

 

Casi sin  querer los pueblos originarios mapuches y tehuelches han pasado a integrar la gran literatura destacando las plumas de Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare que han recogido algunos aspectos de estos pueblos en fragmentos de sus obras “El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha” y “La Tempestad”, pasando casi desapercibidos para los lectores corrientes.

 
En primer lugar el glorioso “Manco de Lepanto” en el Capítulo VII del Quijote en el episodio del “donoso y grande escrutinio” que hacen el Cura y el Barbero en el aposento de la biblioteca del caballero para quemar los libros que tanto lo habían desquiciado y donde hallaron “más de cien cuerpos de libros grandes, muy bien encuadernados y otros pequeños” muestra que Cervantes como él mismo lo afirma tenía la costumbre de “leer hasta los papeles tirados en las calles”.

 
En esa selección como un detalle lúdico se salvó del fuego La Galatea del propio autor del Quijote porque al decir del Barbero “muchos años ha que es grande amigo mío ese Cervantes, y se que es más versado en desdichas que en versos”.

Pero lo realmente llamativo es como entra en la lista el célebre poema “La Araucana” de Alonso de Ercilla que narra las peripecias de los pueblos mapuches en la conquista de Chile.

 
“Señor compadre, que me place –respondió el Barbero-. Y aquí vienen tres todos juntos: La Araucana, de don Alonso de Ercilla; La Austríada, de don Juan de Rufo, jurado de Córdoba, y El Monserrate, de Cristóbal de Virués, poeta valenciano.

 
“Todos esos tres juntos –Dijo el Cura- son los mejores que, en verso heroico, en lengua castellana, están escritos, y pueden competir con los más famosos de Italia” y ordena “guardarlos como las más ricas prendas de Poesía que tiene España”.

 
En cuanto a la cita en “La Tempestad” de William Shakespeare se puede apuntar lo escrito en el “Relato de su viaje alrededor del Mundo” de Antonio Pigafetta, cronista de la expedición de Hernando de Magallanes.

 
Dice en su ameno relato al observar al gigante que bailaba y cantaba dándole el nombre de “patagón” (tehuelche por cierto) que “parece que su religión se limita a adorar al Diablo. Pretende que cuando uno de ellos está por espirar se aparecen de diez a doce demonios que bailan y cantan a su derredor. Uno de ellos que hace más ruido que los demás, es el jefe o gran diablo, que llaman Setebos, los inferiores se llaman cheleule…Nuestro Capitán dio a este pueblo en nombre de patagones”.

Como digresión podemos decir que según los modernos historiadores el término no vendría por tener los pies grandes, sino que haría alusión a una obre de teatro de moda en las cortes europeas cuyo protagonista sería un gigante de nombre Pathagón.

 
El doctor Ernesto Livon Grosman escribe al respecto en su libro “Geografías Imaginarias”, donde se refiere al relato de viaje y la construcción del espacio patagónico que “esta referencia al dios Setebos fue traducida por el escritor isabelino Richard Eden quién incluyó una versión abreviada del relato de Pigafetta en The History of Travayle de 1577”.

 
El “Cisne de Avón”  lee la referencia a Setebos en Eden y lo incorpora a “La Tempestad”, cuando Calibán dice, refiriéndose a América: ¡Oh, Setebos! These be brave spirits indeed.”

 
En el relato de Pigafetta esta primera inscripción del nombre de la zona, de los gigantes tehuelches y sus dioses, se presenta enmarcado en el diario de viaje con la potencia de lo testimonial. El uso que Shakespeare hace de la referencia a Setebos indica, en cambio, un desplazamiento de lo particular a lo general, de los tehuelches a una realidad continental.

 
Es así entonces como los araucanos o mejor llamados mapuches y los patagones mejor llamados tehuelches, entran en los años 1.500 a dos de las obras cumbre de la literatura universal.

 

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SOBRE MÍ
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Jorge Castañeda

Escritor nacido en Bahía Blanca (Pcia. de Buenos Aires) el 23 de Agosto de 1.951, se radicó desde el año 1953 en la localidad de Valcheta, Pcia. de Río Negro.

Entre sus obras publicadas pueden citarse, entre otras, "La ciudad y otros poemas", "Poemas sureños", "Poemas breves", "Sentir patagónico", "Arturo y los soldados", "Como Perón en el cuadro", "Poemas cristianos", etc.

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Jorge Alberto Castañeda
Escritor y periodista de Valcheta, localidad ubicada en la Patagonia Argentina
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