
LA GOTERA DE SOMUNCURA
Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta
jorgecastaneda20032000@yahoo.com.ar
¿Qué misterioso secreto guarda la entraña de los cerros, el
color escarpado de las piedras, le verde fronda de los álamos colgando como un
balcón de esperanzas?
¿De dónde viene el hilo de aguas
bautismales para poner nombre y crisma a la extensa meseta de Somuncurá, donde
las piedras pitonisas hablan de antiguos ritos?
¿Tendrá La Gotera cayendo desde el
techo de la caverna voz de oráculo para los peregrinos que la visitan?
¿Serán sus aguas las “aguas
salutíferas” que con voz admirativa y bíblica señalara el profeta Ezequiel, el
Hijo de Hombre, en las que tuvo que sumergirse hasta sus lomos?
Lo cierto es que su agua diamantina
cae desde el fondo de los tiempos. Desde arriba marca los siglos una cruz como
un templo pagano, una catedral en plena estepa, con su clepsidra que nunca se
agota la magia de La Gotera.
Es un hontanar en la aridez de los pedreros. Un símbolo de la
vida que asperja la sed de las almas inquietas que a sus alturas se allegan.
Para beber de su vertiente, para saciar la sed espiritual de sus inquietudes,
para imponer en su pila bautismal los apelativos secretos que nadie conoce, el
Nombre que nos identifica.
Su hilo de frescor cristalino devana
las edades, teje la trama de los días, fluye desde lo alto. Manantial
recóndito, fuente de pureza, oasis escondido, jardín florido.
Ahítos de sed vendrán a su templo los
peregrinos, buscadores de vertientes, porque está escrito que “ríos de agua
viva correrán por su interior”. Y también que florecerá el desierto.
¿Qué raro misterio, que arcano
singular visitó las oquedades del cerro para instalar el fresco surtidor de La
Gotera?
El agua es la vida de los pueblos.
Eso se sabe. ¿Qué mensaje diáfano y cristalino nos quiere legar este rincón de
Somuncurá? ¿A quines alcanza su fresca bendición? ¿Quiénes prueban la frescura de su agua
vital? ¿Son acaso los llamados? ¿Los
pocos escogidos para una nueva gesta espiritual?
En Somuncurá las piedras hablan. Los
pozos respiran. Las pilas de monedas son columnas de Salomón.
En La Gotera se inicia el viejo rito, el agua,
siempre el agua y el hombre sellando los antiguos pactos. El agua que vivifica
los eriales. El agua que renueva las fuerzas. Los manantiales, sus vertientes,
su corriente de vida.
El agua de La Gotera donde el viajero
bebe para calmar su sed. Para ser mejor. Porque el agua es la vida. Y la vida
verdadera es el tesoro de los hombres sabios.