POEMA SOBRE EL GRITO DE MUNCH
Caminaba yo con dos
amigos por la carretera, entonces se puso el sol, de repente, el cielo se
volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoyé en la valla indeciblemente
cansado; lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado.
Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedé atrás, temblando de miedo
y sentí el grito enorme, infinito de la naturaleza.
Eduard Munch
EL GRITO
Jorge Castañeda
Valcheta (RN)
Este cielo color
sangre
Que yo siento
palpitar
Y este cansancio
indecible
Que me impide
caminar.
Presiento que mis
entrañas
Se han de poner a
gritar.
Se han abierto las
esclusas
Y no las puedo
cerrar.
Esta angustia
contenida,
Este miedo personal
Y estas ganas
espantosas
De gritar y de
gritar.
Gritar porque sí.
Por algo.
Una herida visceral
Atroz y
convaleciente.
Un derrame
cerebral.
Un exordio que
detona
El presentido
final.
El grito sobre la
tarde
Entre angustiado y
total.
Sobre mi alma
penitente
Gran hastío y
orfandad.
El grito infinito y
cruel
De toda la
humanidad.