Un vate, un juglar, un aedo, un poeta. Nada más ni nada
menos. Un vidente, un desgarrado, un celebrante feliz, un dicente, un
intermediario de afectos y anhelos. Un solitario, un armador de palabras,
unherrero del idioma, un visionario.
Una torre de Dios al decir del gran Darío. Un albatros como lo definiera
Baudelaire. ¿Un barco ebrio al decir de Rimbaud?
Tan solo un poeta nacido en Parral, en el mediodía de Chile,
en el Sur de América para celebrar la fiesta de la vida y para glosar la
maravillosa aventura de vivir. Con las grandes utopías, con la magia de las
cosas pequeñas y sencillas, con el amor predestinado hacia la mujer, hacia
todas las mujeres, con el gusto por los muelles, con la soledad compañera
abandonado en los lejanos países del Oriente, con el sonido triste de las
barcarolas, con el rito iniciático en las alturas de Machu Pichu, corazón verde
de la América
indígena.
Tan solo un poeta. Local y universal. De los suyos y de
todos. Con el oído tendido a la historia de su patria y con el corazón
repartido por el mundo entero. Un cultor de la amistad y de las cosas buenas
que la vida nos ofrece en forma cotidiana.
Entre sus botellas raras, sus mascarones de proa, su
colección de caracolas, sus libros de arte, su vocación para atesorar formas y
colores: en copas, en miniaturas, en juguetes, en réplicas.
Un poeta en las cercanías del mar. Siempre el mar en sus
versos y en su corazón, polizonte en los cinco continentes, navegante
irredento, marino capitán de las olas y la espuma.
Pablo Neruda, como el poeta checo, universal y del terruño,
solitario y gregario, triste y contento, preocupado y feliz, quevediano por
mandato y muchas veces a su decir “tonto de capirote”.
En los crepúsculos de la calle Maruri, en la fiestas cuando
el sol se pone sobre el horizonte, en la buena mesa con el hermano orégano, el
congrio, el perejil, con la lavandera, con el minero, con la muchacha de la
“boina gris y el corazón en calma”, con España en el corazón.
Con García Lorca, con Alberti, con Vallejo, con Miguel
Hernández, con Ilia Erenburg,con
Vicente Aleixandre y con todos los hermanos del mundo en la tinta, la sangre y la Poesía.
Con sus sueños, con sus “trozos de madera color de ámbar”,
con sus piedras, con su llamado imperioso a la Paz y la fraternidad de todos los hombres.
“Hondero entusiasta”, “habitante y su esperanza”, “Pablo nuestro que estás en
tu Chile” al decir del gran Atahualpa.
Un vate, un juglar, un poeta, por él la Poesía no habrá cantado en
vano”. Saludo Pablo Neruda. Otros seguimos tu siempre porque siempre habrá
poesía para los vivimos de pie y jamás claudicaremos.
Escritor nacido en Bahía Blanca (Pcia. de Buenos Aires) el 23 de Agosto de 1.951, se radicó desde el año 1953 en la localidad de Valcheta, Pcia. de Río Negro.
Entre sus obras publicadas pueden citarse, entre otras, "La ciudad y otros poemas", "Poemas sureños", "Poemas breves", "Sentir patagónico", "Arturo y los soldados", "Como Perón en el cuadro", "Poemas cristianos", etc.