¡COMO TE
QUEREMOS MAFALDA!
Mafalda es una nena. Argentina
hasta la médula. Curiosa, terrible, inquieta, simpática, humilde, precoz, muy
despierta, irónica, algo cascarrabias, atrevida, sapiente, contestataria,
reflexiva. Y ahora por si algo faltaba Mafalda ha entrado a la realeza europea
porque es “princesa de Asturias”, ni más ni menos.
¿Acaso no dijo Sendra que
“Quino existe y que Mafalda es su profeta?
Si bien es una niña, tiene la
lucidez de los grandes. Y Mafalda piensa y toma partido siempre por la vida, por
sus valores esenciales. Nos hace pensar porque sus ocurrencias de algún modo son
el reflejo de las injusticas que pasan en el mundo. Por eso Mafalda es
universal.
A esta niña famosísima y
célebre no le gusta el inconformismo, las guerras, el hambre, el sufrimiento de
los niños, los prejuicios, las personas de doble ánimo, los timoratos, los
falaces, los políticos chantas, los materialistas y tiene “una cabeza abierta y
propensa a filosofar a partir de cualquier hecho cotidiano”.
Sin embargo esta niña que
“quiere ser alguien en la vida”, que sabe lo que busca, que se solaza con su
mascota la tortuga “Burocracia”, que sabe su pertenencia a una familia de clase
media, que camina por las calles de San Telmo ensimismada en sus reflexiones
sesudas, que denota al pobre Manolito tiene también algunos odios que
manifiesta a flor de piel: Mafalda odia, denigra y se disgusta con su majestad
la sopa. ¡Por algo será!
Preconiza su deseo de poder
contribuir de alguna manera para la paz mundial y el entendimiento entre las
naciones y está firmemente convencida de los derechos de la mujer y de su
progreso en la sociedad.
Mafalda es rebelde, pero
sensata, madura, mesurada. Nunca hiriente ni fatua. Sugiere más que impone.
Contestataria pero reflexiva. Nunca destructora, si desinhibida. Lo importante
de esta nena argentina es que tiene la utópica concepción de que este mundo se
puede cambiar. Que podemos ser mejores, y eso no es poca cosa.
Esta chica del flequillo y el
moño que ha emocionado a generaciones nació en el año 1962 y tiene entre sus gustos, pasiones que
son un poco de todos: la música de Los Beatles, la paz, los panqueques, el
globo terráqueo, las historietas del “Pájaro Loco” y los juegos infantiles.
Es aplicada porque todos los
días va a la escuela, se divierte porque tiene sus amigos; en verano cuando sus
padres pueden sale de vacaciones, le gustaría tener un auto más veloz y mejor
pero de alguna manera deja entrever que está satisfecha de lo que es.
Alguna vez dijo Mafalda “¡Sí a la democracia! ¡Sí a la
justicia! ¡Sí a la libertad! ¡Sí a la vida! expresando el sentimiento unánime
de casi todos los hombres y mujeres de bien de este bendito país.
Mafalda es nuestra, argentina,
indispensable. Hay hasta un modo “Mafalda” de ver la vida y concebir el mundo.
Porque Mafalda nos hace ver mejores de lo que somos y nos induce a no perder
nunca los valores que alguna vez fueron nuestros: las utopías maravillosas de
no darnos nunca por vencidos. ¡Cómo te queremos Mafalda, “princesa de Asturias”!
Jorge Castañeda
Escritor - Valcheta