“Si si
señores yo soy de Boca, si si señores de corazón, porque este año desde la Boca, desde la Boca sale un nuevo campeón”.
Si, yo soy
de Boca, el club de mis amores. Por tradición familiar, por pasión, por amor a
la camiseta, por el embrujo de sus colores, por su escudito lleno de estrellas.
Porque Boca es un firmamento. Un universo en sí mismo. Una galaxia
desplazándose a la velocidad de la gloria. Porque Boca es la “mitad más uno”,
más dos, mas tres, más el infinito. Porque Boca es una totalidad hecha de
historia y de pasión.
Si, yo soy
de Boca porque conjugo el verbo de lo excelso y proclamo mi carta de identidad
cuando digo: “de mi Boca, de tu Boca, de nuestra Boca, de Boquita”.
Porque
Boca no tiene espacio ni tiempo y no hay recipiente que lo pueda contener, es
el alfa y la omega del fútbol, la cuadratura del círculo, la perfección del
número áureo.
Yo soy de
Boca y tengo toda la pasión del hincha, fanático aunque no sea guardián de los
templos y faccioso aunque no porte el faccio de los lictores.
A pesar de
los efluvios del Riachuelo o de los olores indignos de los pisaderos de adobes
soy bostero, de barro, de barriada pobre, de sueños del pibe, de inmigrantes,
de barcazas, de Filiberto, de Quinquela, del club de la ribera al lado del río
de nuestros afectos.
Amo la Bombonera, quiero besar
su pasto. Es el santuario de mi club, el Coliseo de los titanes, la arena de la
gloria. Una caja de bombones como la soñara el yugoslavo Victorio Sulsic. Esa
Bombonera que nunca tiembla porque siempre late. Con los bombos, con los
tamboriles, con el corazón al unísono de
todos los boquenses.
Amo a
Suecia por legar los colores de su bandera, bella como en la proade los barcos. De azul y oro está teñida mi vida
y su circunstancia.
Amo a Boca
porque en Boca el grito de aliento es un apócope que todo lo dice: Dale Boo…,
dale Boo…dale Boo…donde el resto sobra, lo demás se sobreentiende, lo que falta
se adivina.
A pesar de
ser argentino por profunda vocación me siento también xeneize en el mejor
dialecto genovés. Y envidio la gesta de los primeros inmigrantes de Génova que
tuvieron un día la idea magistral de fundar un Club para hacerlo universal. De
sacar de la galera una pasión, una gloria, un carrusel de emociones.
Yo soy de
Boca, porque hasta inventamos la “hinchada Nº 12”, esa que nunca cede, que
siempre acompaña, que vibra con cada partido más allá del resultado.
Si si
señores, yo soy de Boca porque de Boca era mi vieja, mi viejo, de Boca es mi
esposa, mis hijos y así serán mis nietos y mi simiente: de Boca. Porque Boca es
un blasón, una forma de concebir la vida, una marca de origen, un sentimiento. Porque
Boca es una familia grande, una cofradía, una fraternidad, un grito compartido,
una sinergia que rompe todas las esclusas.
Yo soy de
Boca desde que tengo uso de razón. Con todas las vísceras, sin ningún lugar a
dudas y aunque me guste mudar de ropa y de pertenencias jamás nadie podrá
inducirme a cambiar de camiseta.
Cada
partido de mi equipo es un juego sacro. Yo sufro y me alegro. Grito y a veces
hasta lloro, cada jugada me conmueve el alma y cuando Boca gana jugando todas
las cosas me salen bien, el país anda mejor, me olvido de los problemas
cotidianos, un ángel me sonríe desde el cielo. Cuando se despliegan las
banderas en la cancha el corazón se más hace más grande, pían los pajaritos en
los árboles, siento una música como una sinfonía que me subyuga y cautiva.
Yo soy de
Boca y presento mis cartas credenciales antes y después de cada partido.
Parafraseando
a Borges a mi se me hace cuento que nació Boca Júnior, “lo juzgo tan eterno
como el agua y el aire”.
Escritor nacido en Bahía Blanca (Pcia. de Buenos Aires) el 23 de Agosto de 1.951, se radicó desde el año 1953 en la localidad de Valcheta, Pcia. de Río Negro.
Entre sus obras publicadas pueden citarse, entre otras, "La ciudad y otros poemas", "Poemas sureños", "Poemas breves", "Sentir patagónico", "Arturo y los soldados", "Como Perón en el cuadro", "Poemas cristianos", etc.