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JORGE CASTAÑEDA
Blog de literatura de la Patagonia
13 de Septiembre, 2013    CRÓNICAS

EL ENCUENTRO



EL ENCUENTRO

 

Jorge Castañeda

Valcheta (RN)

 

 

Mi padre nació en Choele Choel a la orilla del Río Negro acunado seguramente como tantos otros por los vientos incesantes de la Patagonia.  Era nieto de don Miguel Castañeda que con su esposa Manuela Castro arribaron procedentes de Carmen de Patagones en el año 1882 y fueron aparte de pioneros los progenitores de una de las familias más grandes y tradicionales del Valle Medio.

Mi abuelo –al cual no llegué a conocer- se llamaba Salvador y falleció prematuramente a causa de una neumonía que contrajo cuando salió a recorrer los postes del telégrafo una mañana fría y lluviosa de invierno. ¡Es duro vivir en el Sur!  La tierra no permite debilidades y el clima es tan hostil que no perdona a nadie. Sin embargo es cierto que de esa forma se va curtiendo el carácter de sus pobladores, que llegan a amarla profundamente y no la cambiarían nunca por otros lugares.

Sé que un buen día mi padre después de cumplir con sus obligaciones patrias prestando servicios como conscripto en el Ejército Argentino en Río Gallegos, (conservo algunas viejas fotografías donde se lo ve a cargo de una ametralladora,) una vez licenciado empezó a trabajar en Agua y Energía como maestro albañil y por uno de esos azares de la vida lo destinaron a la cuadrilla de picapedreros que estaban realizando las obras de riego de la colonia Valcheta. Cuando hoy recorro las chacras y veo esos canales de riego no puedo menos que emocionarme.

Según me cuentan trajo de sus pagos un caballo pangaré gargantilla que era casi todo su capital. Y también lo recuerdo vagamente pulsando una guitarra criolla adornada con una cinta argentina en el clavijero desgranando algún estilo o alguna milonga.

Acá según me han contado y algunas cartas amarillentas que guardo amorosamente lo confirman sé que se enamoró de la hija de un árabe que había nacido en el paraje de Nahuel Niyeu y que luego al fallecer sus padres la trajeron a Valcheta quedando al cuidado de su tío, don Jacinto Direne, dado que su mamá y la de éste eran hermanas. Y es así como se casaron.

Lejos de mi querido valle de Valcheta, un día 23 de Agosto nací yo, porque para la ocasión  mis padres se habían trasladado a la ciudad de Bahía Blanca.

Una vez de regreso en el terruño mi padre deja el trabajo en Agua y Energía y comienza a tomar obras por su cuenta como albañil, que era su oficio al que llegó a amar y ejercer con una pasión envidiable. Aún quedan viviendas levantadas por sus manos. Mientras tanto mi madre cosía y tejía para ayudar a la economía familiar.

Por razones de los estudios primarios cuando yo tenía cinco años deciden radicarse en Bahía Blanca y hacia allí partimos en tren. Llevaban muchas esperanzas y sueños.

En esa ciudad nació mi hermano Miguel Ángel que falleció hace algunos años en Villa Regina.

En Bahía Blanca pasamos largos años volviendo solamente a Valcheta para las vacaciones o para algún acontecimiento familiar destacado.

Allí yo hice la escuela primaria en dos escuelas, la secundaria y los comienzos de la carrera de letras en la Universidad del Sur, hasta que en el año 1973 definitivamente la familia vuelve a afincarse en el Sur, debido a que papá había tomado el trabajo de las obras de arte sobre la Ruta Nacional Nº 23, en ese entonces toda de ripio; y también porque la violencia política de aquellos años aciagos hacía estragos en bienes y personas.

El regreso a la vida pueblerina me devolvió a mis amigos y a los entretenimientos propios de aquellos años: confiterías, clubes, funciones de cine, militancia política, mi trabajo en la Municipalidad y largas guitarreadas en las peñas que estaban tanto de moda.

Durante algunos años supe trabajar en la administración del “Supermercado Carlitos”. Entre otras responsabilidades era el encargado de llevar el stock de las mercaderías almacenada en sus galpones y también supervisar la tarea de carga y descarga de los transportes de aquella época.

Entre los peones para esa dura tarea que ocupaba Carlitos Mortada, el propietario del comercio,  era infaltable un verdadero personaje del pueblo: Leandro Kusich. Changarín por hora, muy conversador, sabedor de todas las novedades y de un ingenio muy particular.

Varias veces me confiaba entre pícaro y chimentero que yo tenía una hermana que vivía en el Valle Medio y que era hija de mi padre. –Vos preguntale- me decía y se alejaba sonriendo.

Un día intrigado le pregunté a mis padres y disiparon toda duda diciéndome que eran mentiras y que no hiciera caso a esos comentarios que no tenían ningún asidero y más por venir de alguien tan fabulador como era Leandro.

Pasaron los años: me casé con Irma, mi compañera de vida, tuve dos hijos y dos sobrinos hijos entrañables. Hoy hasta somos abuelos.

Un aciago día que siempre recuerdo con tristeza el teléfono fijo con una llamada desde Buenos Aires me dio la infausta nueva: había fallecido mi padre en un accidente, cuando un tren arrolló al auto en el cual se desplazaba con un amigo. Una gran desesperación. Mamá estaba sola y sola afrontó todo lo relativo a los trámites para trasladar su cuerpo hasta Valcheta. Y yo sufrí la primera gran pérdida de mi vida.

Años después, enferma del corazón, también mi madre estaba aprestada para el gran viaje. Una tarde me llama a su lecho y me dice que me tiene que contar una confidencia. Que si algún día llamaba o se comunicaba conmigo una señora diciendo que era hermana mía, que eso era cierto, que la había tenido mi padre antes de conocerse con ella. La gran revelación me hizo acordar de Leandro, que también había fallecido unos años antes.

Y así, con sus sueños y siempre extrañando a papá, una mañana muy triste también mamá, la buena, fuerte y trabajadora de mi madre, nos dijo adiós desde una sala del Hospital de Valcheta.

Con Miguel Ángel ahora sabíamos que teníamos una hermana, pero ¿Cómo encontrarla?

Un día por esta maravilla de los correos electrónicos recibo uno que era de una joven profesional radicada en el Sur y me dijo que su madre, mi hermana, quería conocerme y no se animaba. Que ellos sus hijos –mis sobrinos- estarían felices si nosotros nos juntábamos. Habían localizado mi correo por mi blog. Yo muy emocionado le dije que eso era verdad y le conté la parte que yo sabía y que también quería conocerla.

Así para una Fiesta de la Matra, Elvira Serra, mi hermana, vino a casa y recuperamos los años perdidos con gran afecto y amistad entre nuestras familias.

Cuando mi hermano ya estaba muy grave en Villa Regina, con Elvira lo acompañamos hasta sus últimos momentos.

Mi hermana es muy buena cocinera, enfermera jubilada, pintora de cuadros por vocación y una gran persona. En el balneario de Las Grutas cuando nos juntamos parte de las dos familias somos como quince o más. Me viene a visitar y visita a mis dos hijos que estudian en Bahía Blanca. Nos queremos mucho.

Yo pienso que la vida tiene estas cosas: a veces nos quita, pero también como en mi caso nos devuelve y con creces lo que nos ha quitado.

Yo recuperé a mi hermana después de tantos años y ambos hoy disfrutamos de este tiempo nuevo que Dios nos ha concedido. Y eso no es poca cosa.

 

 

 

 

 

 

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publicado por lineasur a las 00:01 · 3 Comentarios  ·  Recomendar
 
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Comentarios (3) ·  Enviar comentario
Hola tío Jorge: Realmente muy emocionada con tu crónica. Me encantaron tus palabras. ¡¡¡Sos un genio!!!!! Saludos de toda la familia y de mamá, Elvira... Besos..
publicado por Gabriela Arjona., el 13.09.2013 20:42
Estimadísimo tío. Que cargada de belleza, cuidada, profunda y emocionante hasta lo conmovedor encontramos la publicación. Queremos abrazarte desde San Martín de los Andes, confiando en que nuestro cariño te llegue tan hondo, como a nosotros tus palabras...GRACIAS!
publicado por Tomás y Fer Sosa, el 13.09.2013 22:03
Simplemente genial !! Qué historia de vida desencuentros y encuentros
publicado por Hugo, el 18.04.2016 12:19
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SOBRE MÍ
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Jorge Castañeda

Escritor nacido en Bahía Blanca (Pcia. de Buenos Aires) el 23 de Agosto de 1.951, se radicó desde el año 1953 en la localidad de Valcheta, Pcia. de Río Negro.

Entre sus obras publicadas pueden citarse, entre otras, "La ciudad y otros poemas", "Poemas sureños", "Poemas breves", "Sentir patagónico", "Arturo y los soldados", "Como Perón en el cuadro", "Poemas cristianos", etc.

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Jorge Alberto Castañeda
Escritor y periodista de Valcheta, localidad ubicada en la Patagonia Argentina
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